La de anoche fue esa en la que todos ganan. Ya vendrán los gestos de tristeza, para algunos, dentro de dieciséis días. La de anoche era aún la de las declaraciones universales de victoria, las de profecías de buenos resultados que luego lo serán solo para algunos.

Así que la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, dijo estar «convencida» de una victoria tanto en España como en la Comunitat Valenciana. Ve a Mariano Rajoy renovando cuatrienio en la Moncloa y a los populares valencianos asentados como la primera fuerza, con mejores resultados que los del 20 de diciembre (pasó entonces de 20 a once escaños). Los casos de corrupción son pasado y «el PP está cambiando», opinó.

Una de las incógnitas de estas nuevas elecciones, seis meses después, es precisamente si la novedad de A la Valenciana (la alianza de Compromís y Podemos, a la que se une ahora EU) alcanzará a ser la primera fuerza. El rostro más visible de la confluencia, Mónica Oltra, se expresó así ayer. En diciembre se quedaron a dos diputados de los populares y dos por encima de los socialistas.

Si el PP de Valencia optó por comenzar anoche campaña en su sede, A la Valenciana conquistó el trinquete de Pelayo con cena y una pegada simulada de carteles con toda su cúpula.

El secretario general del PSPV, Ximo Puig, viajó a Elx, la última demostración de la importancia que los socialistas dan a Alicante y del empeño vertebrador del jefe del Consell.

En Valencia, la cabeza de lista, Ana Botella, celebró un acto en la sede de Blanqueries con cena y mitin junto con el secretario provincial, José Luis Ábalos, y el de ciudad, Joan Calabuig. Más de 400 personas, según el partido, ante las que Botella en que el PSOE es el único «capaz de generar acuerdos»

De salida, todos van a ganar, pero la posición de los socialistas, con su espacio estrechado entre PP y A la Valenciana, es lo suficientemente compleja como para que mantenerse como segunda fuerza fuera un buen resultado.

Algo similar puede decirse de Ciudadanos, que inauguró campaña junto al Palacio de Congresoscon la pretensión de que sea «limpia, de calle».