«Dale caña a Podemos», gritaba un simpatizante socialista mientra Pedro Sánchez subía al escenario para cerrar el mitin de los socialistas anoche en la Ciudad de las Artes de Valencia. Y el candidato del PSOE a La Moncloa no le defraudó. A una semana de las elecciones, el partido morado se ha convertido en la gran amenaza para los socialistas e incluso para el liderazgo del propio Sánchez ante el sorpasso que vaticinan ya la mayoría de las encuestas.

Sánchez llegó a apelar incluso al voto del miedo y llamó a los progresistas a alejarse de «quienes quieren romperlo todo», en referencia al partido de Pablo Iglesias, a quien dedicó buena parte del discurso, más tiempo que a Rajoy.

El candidato socialista reivindicó la socialdemocracia como la ideología de su partido, justo cuando la pregona también el líder de Podemos. Sánchez sólo aplaudió al Pablo Iglesias que reconoce que los grandes presidentes de España han sido socialistas, pero cargó sin contemplaciones con su gran amenaza por la izquierda: «Este hombre no tiene remedio y cambia de chaqueta continuamente», lanzó. «Sólo ha hablado de sillones y líneas rojas, quería controlar la Policía, los jueces y los espías, pero nosotros somos mejores, porque somos los de toda la vida y lo que queremos es cambiar la sociedad», remató el candidato. «Iglesias dice que RTVE tiene que ser de Podemos pero nosotros queremos que sea de todos», enfatizó.

Por eso, Sánchez llamó a los socialistas valencianos a dar una lección el domingo y a pedir el voto puerta a puerta, calle a calle. Según el líder socialista, PP y Podemos, pese a estar en las antípodas ideológicas, tienen en común el inmovilismo que ha bloqueado la política española durante estos seis meses. «Los dos tienen como adversario al PSOE, por eso el domingo hay aún más argumentos para votar socialista», enfatizó.

Nadie en el PSOE, ni Pedro Sánchez tampoco, duda ya que el próximo gobierno va a depender de lo que decidan los socialistas por eso Sánchez apela a la historia: La del Pablo Iglesias socialista, Largo Caballero, Indalecio Prieto, Felipe y Guerra, Zapatero y Rubalcaba o Ernest Lluch, a los que citó uno a uno. También tuvo palabras de elogio para el presidente, Ximo Puig, que, sin embargo, en su discurso evitó cualquier mención a Podemos, a quien debe la estabilidad parlamentaria de su Consell; y a la consellera Carmen Montón.

«Que los Cañizares sean historia»

Sánchez reivindicó los logros sociales de Zapatero, prometió una ley de Libertad Religiosa si logra formar gobierno «para que los Cañizares —en referencia al arzobispo de Valencia— sean la historia de este país, no más religión en el currículo escolar», remachó. Prometió una Ley de muerte Digna, otra contra la pobreza y el sometimiento a una cuestión de confianza a los dos años de Gobierno. También se refirió a las políticas de igualdad cuando dijo que el PSOE era un partido «de mujeres».

Por su parte, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, inició su discurso con el agradecimiento al Ejército y a quienes han luchado estos días contra el fuego. Reivindicó la creación de la Unidad Militar de Emergencias (UME) por parte del Gobierno de Zapatero y pidió el voto para Pedro Sánchez para devolver la «decencia» a la Moncloa, donde se instale un presidente que conozca los problemas de los valencianos. «El único que se ha comprometido con la mejora de la financiación y de las infraestructuras es Sánchez», señaló Puig.

El presidente de la Generalitat reprochó al jefe del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, que sólo se desplace a la Comunitat Valenciana para pedir votos y que lo haga sin pagar, en referencia a la deuda de los populares con la Feria. «Un voto a Rajoy es un voto indigno, porque aún no sabemos nada del FLA, nos ha puesto intereses a la multa que le pusieron al Consell del PP por falsear las estadísticas; aquí ha habido un cambio de Gobierno de verdad pero nos hemos encontrado con un campo de minas y por eso los radicales de la derecha se merecen estar cien años en la oposición», remató. Como hizo Sánchez después, Puig también reclamó a los socialistas que busquen el voto «uno a uno».

Puig aprovechó para repasar los logros de su gobierno en el primer año de mandato: eliminación de copagos, sanidad universal y libros gratis y la número uno por Valencia, Ana Botella llamó a sus compañeros de filas a no resignarse. «El reto es aún más fuerte pero nunca nos resignamos». Incluso tuvo tiempo Botella para cierta autocrítica: «Ya no somos el partido del no. Somos el partido del sí desde que Puig llegó al Palau».