Se hace saber que el Consell no va a ser un interlocutor dócil. «Pase lo que pase» mañana. Gane quien gane, la Generalitat estará donde estaba, «reivindicando lo que nos toca». «Los valencianos nunca más van a bajar la cara». Al contrario, el plan a partir del lunes es intensificar la reclamación por una mejora de la financiación. Fue el mensaje contundente, de autonomía de primera división, que el jefe del Consell y líder del PSPV, Ximo Puig, dejó en el último día de campaña.

El secretario general de los socialistas valencianos fue el protagonista del mitin final de quince días sin grandes actos. Fue en la plaza Músico Ibars de Mislata, como hace seis meses, solo que ahora al aire libre, ante centenares de militantes y simpatizantes, que llenaron las 800 sillas dispuestas. La sorpresa fue la aparición entre el público de banderas de la Unión Europea (UE). El propio Puig subió al escenario con una en la mano. Mensaje al Reino Unido y a su despedida del proyecto común. Inevitable.

Ya antes de clausurar la campaña, en un encuentro con periodistas, Puig reclamó un gobierno de cambio, «pero sin humo», dados los tiempos difíciles, aumentados tras la victoria del Brexit. Lo pidió por «higiene y necesidad democrática».

Habló de la «corrupción masiva» del PP y su «ocupación del Estado» „mensaje, este, para el ministro Fernández Díaz„ y de la ineficacia de Mariano Rajoy con las pensiones, pero tuvo munición para todos los líderes estatales, inluido el de su partido, Pedro Sánchez. «Lo peor que ha pasado en estos seis meses es la incapacidad de llegar a acuerdos», dijo. No pasa en ningún lugar de Europa, añadió. «Los ciudadanos ya habían decidido y los que no han estado a la altura de las circunstancias han sido los dirigentes políticos. No puede volver a pasar más».

El presidente de la Generalitat no se pronunció explícitamente sobre un posible pacto postelectoral del PSOE con Unidos Podemos, aunque le señaló el camino a Sánchez, un líder «sólido», dijo, al pedir un gobierno «lo más progresista posible».