La urnas enviaron al PPCV a la oposición en mayo de 2015, pero dos citas electorales después con el terremoto de la operación Taula de por medio ningún partido ha conseguido bajarles del podio, donde están subidos desde hace 23 años. Y es que los populares valencianos vivieron ayer un noche de alegría al ganar las elecciones en la Comunitat e incluso mejorar sus resultados respecto a diciembre. Registraron un porcentaje de voto superior al 35,4%, casi cuatro puntos más que el 20D y superaron la barrera de los 900.000 votos. La traslación a escaños supone que pasan de 11 a 13, un éxito rotundo, sobre todo, teniendo en cuenta que algunos sondeos vaticinaban el sorpasso de A la Valenciana. Este adelanto no se ha producido y el PPCV gana en las tres provincias: se queda con el nuevo escaño que estaba en juego en la provincia de Valencia y gana otro por Alicante.

En términos absolutos, el incremento de voto respecto al 20 D es de 78.000 votos. Los resultados sirven a Isabel Bonig para reforzar su liderazgo con el sólido argumento de que bajo su mandato se está produciendo la recuperación. No es de extrañar que ayer en la sede del PP algún histórico pensara que era posible volver a la mayoría absoluta y recuperar la Generalitat. Los mismos votos trasladados a las Corts harían ganar 37 escaños al PP y volver al Palau con ayuda de Ciudadanos.

Bonig tenía motivos para estar contenta. Logra el mayor porcentaje de voto que su partido a nivel nacional (dos puntos y medio más) un dato que supone un acicate en su carrera para revalidar la presidencia en un congreso regional con primarias. Anoche, la lideresa recibió la llamada de Mariano Rajoy: «Sois unos campeones», le comunicó el candidato nacional.

Con el 25M como referencia, los populares han remontado nueve puntos en un año. Están lejos de los resultados de 2011 cuando tocaron techo al sumar 1,3 millones de votos. Ahora bien, el 26J es un espaldarazo a un partido que recuperó 174.000 votos en diciembre, pero que quedó hundido moralmente tras estallar el caso Taula. El escrutinio demuestra que la corrupción, como sostenían muchos analistas, está ya amortizada.

Tampoco el efecto de la imputación del grupo municipal del Ayuntamiento de Valencia por un supuesto delito de blanqueo de capitales y la caída a los infiernos de Rita Barberá ha influido negativamente. En la provincia de Valencia, los populares logran un 34% (tres puntos más que en el 20D), a siete puntos de la confluencia con A la Valenciana. En el cap i casal también siguen como fuerza hegemónica, con cuatro puntos más. Ganar en Valencia fue quizás una de las mayores satisfacciones de anoche y prueba de ello fu el intenso abrazo que protagonizaron Bonig y el presidente provincial Vicente Betoret, antes de los discursos. En la provincia de Alicante, el porcentaje sube al 37% y en Castelló al 35,7%. Resultados, pues, que también refuerzan a los otros barones.

En una primera lectura, parece claro que el PP ha remontado gracias a Ciudadanos (que pierde votos y porcentaje), pero también porque le ha funcionado el discurso del miedo para movilizar a quienes se quedaron en casa.

Como ya ocurrió en las últimas citas electorales, el PPCV siguió el escrutinio desde su sede en la calle Quart. Allí vivieron un tobogán de emociones: a primera hora se respiraba cierto optimismo ya que algunas israelitas vaticinaban un incremento de los votos. Sin embargo, los sondeos a pie de urna, que vaticinaban que perderían la hegemonía, hicieron contener el aliento. Bonig, que votó en Castelló, llegó a la sede coincidiendo con las malas noticias, pero el escrutinio cambió el ambiente.

Los periodistas, que poco a poco ocupaban la sala de prensa, comenzaron a escuchar los aplausos que se oían desde de la primera planta donde la presidenta y sus colaboradores seguían los resultados. Bonig no se hizo mucho de rogar y pasadas las 22.30 horas compareció junto con los suyos para valorar los resultados en un ambiente de alegría, si bien algo desangelado ya que apenas asistieron a celebrarlo en torno a medio centenar de cargos y militantes de base. Pudo verse, además de la cúpula regional, a diputados, candidatos y al Delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues.

En un discurso varias veces interrumpido con aplausos y gritos de «presidenta, presidenta», una emocionada Bonig advirtió que «hoy (por ayer) comienza el trabajo para el 2019». La lideresa arrancó con palabras de agradecimiento a la militancia y a su equipo e hizo una especial mención único concejal del PP en Valencia, Eusebio Monzó y al presidente de la gestora, Luis Santamaría, ambos presentes. «Quiero dejar claro que vamos a defender los intereses de esta tierra y no vamos a fallar a los valencianos», indicó. Mantuvo que su partido no se conforma «con vencer sino que quiere convencer con el objetivo de recuperar la confianza de los valencianos en el proyecto popular».

Con la vista puesta en 2019, Bonig hizo un guiño a Ciudadanos a quien ofreció una mano tendida para hacer oposición al tripartito. También insistió en su oferta al presidente Ximo Puig para pactar los asuntos importantes de la Comunitat ya que, según, dijo, teme que al repetirse el sorpasso de Compromís, se radicalice el mensaje y la gestión del gobierno.