Isabel Bonig cumplirá el mes que viene un año al frente de la presidencia del PPCV en sustitución de Alberto Fabra. Sin embargo, ayer decidió no esperar a la formalidad del aniversario para hacer su propio balance.

Tras los resultados del 26J vive su momento más dulce desde que accedió a un cargo que le ha deparado muchos sinsabores, entre ellos enfrentamientos con personas con las que tenía una relación de afecto, como es el caso de la exalcaldesa Rita Barberá. La pérdida del poder institucional tras 20 años fue un trago amargo al que se ha sumado el año horribilis por la acumulación de casos de corrupción, en especial, la operación Taula que ha azotado la provincia y el cap i casal con el grupo municipal imputado.

La nueva cita con las urnas el pasado domingo ha sorprendido a los populares con una lluvia de votos que no esperaban y que, por primera vez desde las autonómicas, les ha hecho de nuevo soñar con volver a la Generalitat. A corto plazo, los populares se sienten reforzados y con un sobredosis de moral para no bajar la cabeza ante la izquierda. «Estamos deseando que llegue el pleno de las Corts», comentaba con ironía una diputada la noche electoral.

Pero Bonig no ha tenido que esperar al día de hoy para el paseíllo triunfal en el pleno de las Corts. La reunión de la junta de síndics, ayer, le propició el escenario perfecto para sacar pecho y autoreivindicarse antes sus colegas de la izquierda: «Hoy empieza la campaña electoral de 2019», les espetó a su llegada a la reunión.

Similar mensaje de optimismo trasladó por la tarde a su partido durante una nutrida junta directiva regional. Bonig transmitió a los suyos que están en situación de poder ganar las municipales en 2019 e incluso, mucho antes, las autonómicas, en alusión a un posible adelantamiento de las elecciones por las fricciones de los socios del Botànic. «Hoy empieza el trabajo para ganar las elecciones de 2019», indicó. Para la lideresa, los últimos comicios han demostrado la fortaleza de un partido con una estructura que funciona y una militancia que ha dado la cara en tiempos difíciles. Durante la reunión, que acabó con una prolongada ovación, Bonig apeló también a la unidad como clave para que el barco no se hunda.

Durante la Junta, una de las más cómodas que ha presidido en este año, hablaron los tres presidentes provinciales. El dirigente de Alicante, José Císcar, atribuyó de manera particular a Bonig el éxito de los resultados, mientras que el presidente del PP de Valencia, Vicente Betoret, puso en valor los resultados en la provincia a pesar de Taula. El dirigente de Castelló, Javier Moliner, defendió el trabajo de los pequeños municipios.

Discurso del miedo al radicalismo

En el PP tienen asumido que el discurso del miedo al radicalismo ha funcionado en las elecciones del domingo, por lo que van a reforzar ese flanco con denuncias y críticas a las políticas del Consell. Ayer, sin ir más lejos, Bonig recordó que en plena campaña electoral el Consell ha eliminado la exención que las comarcas castellonahablantes han tenido en el cumplimiento de la Llei d'Ús i Ensenyament del Valencià.

Ayer, Bonig hizo en las Corts su balance de autorreivindicación. Asegura que recogió un partido muy tocado tras la derrota de las autonómicas en el que muy pocos estaban acostumbrados a hacer oposición. «Conseguimos mantener la estructura y evitar fugas a otros partidos y el resultado nos refuerza y anima a mucha gente».

Bonig traslada que es posible recuperar ayuntamientos y la Generalitat en 2019 y anuncia una oposición combativa, centrada y con el valencianismo «moderno» como elemento nuclear y avanza que no renuncia al congreso extraordinario del PPCV «cuanto antes», aunque tras el nacional.