Con un 27 % de población extranjera, un alto índice de paro, pobreza energética, contínuas amenazas de desahucios y muchísimas reclamaciones en materia social y dotacional, no es de extrañar que de un día para otro València en Comú haya alcanzado en Orriols un 14,4 % de los votos. Su mejor registro en estos comicios donde debutaban como formación, e idéntido al logrado en el Calvari. Es un barrio, este del distrito de Rascanya, donde el Partido Popular logró, sorprendentemente, un 48,9% de apoyos en los comicios de 2011. Ahora, la lista de Rita Barberá sólo ha llegado al 20,8%. Eduardo Cots, coordinador de Logística de VLC, tuvo claro desde el principio que con el escaso presupuesto con el que contaban para la campaña, habia que acudir a las zonas «más desfavorecidas de la ciudad».
El escollo añadido de tener que cambiar de siglas hace apenas dos meses, „ la marca Guanyem València la había registrado Luis Salom, asesor municipal del PP„, complicó un poco más las cosas. «En Valencia nos han votado 40.420 personas „ sólo 17.561 menos que al PSPV„, lo cual está muy bien», señala Cots. La falta de recursos, ya que apenas se han destinado 10.000 euros para dar a conocer el proyecto de València en Comú, no les ha dejado mucho margen de maniobra. La media en la mayoría de barrios ha sido de un 9 % de los votos. «Siempre se podía haber hecho mejor, pero estamos satisfechos», asegura Cots. Prueba de que el mensaje de VLC había calado lo obtuvieron en la visita que realizaron semanas antes del 24M a la sede de Aturats de Orriols Torrefiel. En el contexto menos proclive para recaudar fondos, Susi Capella „ del comité de financiación „, se llevó la gran sorpresa cuando una familia de parados se acercó a comprar uno de los bonos de 20 euros con los que financiar la campaña electoral. «Cada miembro había ahorrrado cinco euros al mes para poder colaborar con nuestra causa. Son esas cosas que te impactan de verdad», comentaba días después Capella.
En el plan de choque de la plataforma, Jordi Peris „ entrará al consistorio junto con María Oliver y Roberto Jaramillo„, propone la creación de puestos a través de la rehabilitación energética de vivienda, la gestión sostenible de residuos urbanos y la atención a personas mayores o con dependencia. Promesas que han seducido en un barrio cuya asociación de vecinos reniega de la etiqueta de exclusión que muchos le han querido colocar para reclamar mayor atención consistorial.
