El grado de tolerancia de las universidades ante un alumno que copia es mínimo, y de cero en casos como el de la usurpación de la personalidad o la grabación por medios electrónicos, aunque la última palabra la tiene el profesor que imparte la materia. Tanto la Universitat de València como la Politécnica -que está apunto de modificarlo- cuentan con sendos reglamentos internos sobre la evaluación. Ninguno de ellos tiene nada que ver con la efímera norma que el Consejo de Gobierno del campus sevillano se había dotado y que poco menos que hacía la vista gorda hacia el estudiante desleal al no permitir la retirada de la prueba o el suspenso en caso de ser "pillado in fraganti".

La "Carta de derechos y deberes de los estudiantes de la Universitat de València" -elaborada en 1993, modificada cinco años después y aún en vigor- se refiere, en su capítulo IV, íntegramente a las fechas, convocatorias y realización de los exámenes. Así, señala que éstos "se llevarán a cabo bajo la responsabilidad de la profesora o profesor que debe impartir la materia, el cual por sí o, subsidiariamente, por otro docente designado al efecto, dirigirá la realización de la prueba y resolverá las posibles incidencias que se puedan producir".

Por tanto, en caso de comprobar que un alumno está copiando, las "decisiones del profesor que dirija la prueba necesariamente serán tenidas en cuenta en la evaluación de la misma" indica el artículo 59.

La vicerrectora de Estudios de esta institución académica, María Vicenta Mestre, indicó ayer a Levante-EMV que "no existe una norma específica sobre las medidas a adoptar en caso de que un alumno copie, pero tenemos la carta de derechos que señala que cada profesor decide en el aula cómo tratar las incidencias y que los alumnos se deben someter a las pruebas de evaluación en condiciones de lealtad y respeto escrupuloso al principio de igualdad de oportunidades. No tiene que cometer fraude" subrayó.

Por tanto, al utilizar una "chuleta"" o sacar los apuntes en plena prueba se entiende que no respeta el principio de igualdad de oportunidades al estar en ventaja sobre sus compañeros.

Tampoco es leal el estudiante que suplanta la personalidad de otro y que en una "iPod" o un "MP3" haya grabado toda la materia "para engañar", por lo que recibirá el suspenso y la apertura de un expediente académico", añade la vicerrectora.

No obstante, María Vicenta Mestre recuerda que en la Universitat, con 5 siglos a sus espaldas,"comprobar que un alumno copia un examen siempre ha sido equivalente a suspender".

En la Universidad Politécnica de Valencia, pendientes de que su Consejo de Gobierno apruebe mañana el nuevo texto de su normativa de régimen interno, optaron ayer por dar la callada por respuesta a la espera de ver cómo quedan las votaciones.

Su actual reglamento estipula desde la duración de un examen (cuatro horas máximo y, en caso de una sesión mixta de teoría y problemas, no podra exceder de siete) hasta el sistema de calificación así como que los alumnos tendrán acceso a sus exámenes para poder recibir del profesor las explicaciones oportunas.