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La puesta en marcha de la reforma de las enseñanzas universitarias llegan en el peor momento: en plena crisis económica. De "escenario incómodo" lo calificó ayer el rector de la Universitat de València, Esteban Morcillo, mientras que el de la Politécnica, Juan Juliá, destacó la "coyuntura desfavorable". En el transcurso de la mesa redonda "El Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) en el Sistema Universitario Valenciano" todos los responsables de las instituciones académicas públicas coincidieron en indicar que los cambios que llegan con el proceso de Bolonia "no se pueden realizar a coste cero".

Los rectores también propusieron "ingenio" y "serenidad" para acometer estas reformas que "llegan en el peor momento". Las II Jornadas sobre "La Universidad del futuro", organizadas por la secretaria autonómica de Universidades de la Conselleria de Educación, María Amparo Camarero, y que han tenido lugar en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Valencia, han servido para repasar los retos a los que se afrontan los campus en el curso próximo 2010-11, primero en el que se implantan todos los nuevos grados.

"El mensaje del EEES en 1999 comportaba expansión de las universidades aunque se pretendió que lo hiciéramos a coste cero. Ahora, nos enfrentamos a la implantación de Bolonia con retraso y crisis. Las reformas de reconversión de facultades, grupos de alumnos, profesorado, la vamos a tener que hacer con una economía muy ajustada" explicó Morcillo.

El rector Juliá indicó que ante este panorama "nada fácil", las universidades deben aprovechar para desplegar "un ejercicio de racionalidad", como el que ha llevado la Politécnica: "el duro ajuste en la oferta de títulos, acoplándola a la demanda social y el tejido productivo", apuntó.

El objetivo de Europa era "mejorar la competitividad de la universidad en términos curriculares para que fueran más eficientes y aprovechar para dar un mejor servicio a la sociedad" recordó.

El déficit que provoca el fracaso

Otra deficiencia que se debe corregir, y que supone "algo traumático en el sistema universitario español", es el déficit del 0,27 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) que produce a las arcas "el altísimo fracaso escolar, el abandono del 30% de los alumnos en los dos primeros cursos, mientras que sólo el 30% concluyes sus estudios en el periodo previsto. Hay que corregir este déficit", remarcó Juliá recordando una reciente opinión de un catedrático.

Bolonia "es una oportunidad, pero tendremos menos recursos y más dificultades para cumplir los objetivos" concluyó.

El ya rector en funciones de la Jaume I de Castelló, Francisco Toledo, calificó la convergencia europea de "reto" que supone "la transformación de la universidad en un proceso que no ha terminado". En la UJI se ofertan 28 titulaciones y se han eliminado siete. Pero, "existe el peligro de que todo cambie para que todo siga igual" advirtió, por lo que se debe recurrir al "ingenio".

El más crítico fue el rector de la Universidad Miguel Hernández de Elx, Jesús Rodríguez Marín: "Hemos pasado de coste cero a menos coste lo que hará el proceso aún más difícil. Se camina sobre la cuerda floja pero, ahora, sin pértiga" lamentó.

En su opinión, la adaptación crea dificultades, como la movilidad estudiantil por el bajo nivel de inglés y el hecho de que España haya optado por la fórmula de 4+1 (cuatro cursos de grado y uno de master) frente al 3+2 del resto de Europa.

Para el rector de la Universidad Católica de Valencia, José Alfredo Peris Cancio, Bolonia "no es un punto de llegada sino la aceptación de estar en tensión constante para adaptar las titulaciones a la demanda de la sociedad y evitar que los planes de estudios huelan a naftalina".

Aunque provoca "incertidumbres" son "necesarios ajustes como todo proceso de cambio" para lo que se necesita "un clima de serenidad" añadió.

La secretaria autonómica de Universidades mostró cierto desconcierto ante las críticas de los rectores por los ajustes económicos. Según matizó, las universidades valencianas continuan disponiendo de recursos. "Es una de las pocas que, de momento, están exentas de las reducciones presupuestarias".

Camarero comentó que las "ventajas" de los ajustes por la crisis es que "le hace ser a uno menos expansivo y más ajustado a los recursos. La moderación es buena".