Los estudiantes de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Edificación de la Universitat Politècnica de Valencia, los antiguos arquitectos técnicos o aparejadores, se mueven entre la incertidumbre y el malestar ante la reciente sentencia del Tribunal Constitucional que les deniega el amaparo y los « rumores» sobre la vigencia de su titulación.

El director de la escuela, Rafael Sánchez Grandía, aseguró ayer a Levante-EMV que la sentencia del Constitucional no les afecta porque se refiere solo a la denominación pero de los planes de estudios de otras universidades y apuntó que «no entra en el fondo».

En el caso valenciano, el Colegio de Ingenieros Industriales recurrió a los planes de estudios publicados en el Diario Oficial de la Comunitat y, en la actualidad, el Tribunal Superior de Justicia (TSJ-CV) aun no se ha pronunciado.

Además, el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España ha recurrido la sentencia del Supremo, que es la que anula el nombre, a los tribunales europeos.

«Nosotros acatamos las sentencias, pero es que en este caso no nos afecta. La denegación del recurso de amparo no tiene como consecuencia directa, en absoluto, que los títulos de las universidades no puedan expedirse con la actual denominación de Ingeniería de la Edificación. Los procesos jurídicos siguen en marcha» aseguró el director de la escuela, en la que estudian 1.600 alumnos.

En su opinión, los recursos presentados únicamente afectan a la denominación de la carrera y, en concreto, del término ingeniería. «Por tanto, la validez académica y profesional del título —creado como grado en 2007 por el Ministerio de Educación— nunca ha sido cuestionada», añade Sánchez.

El delegado de los alumnos de esta escuela técnica superior, David Castelló, recuerda que el nuevo titulo, que reemplaza al de arquitectura técnica, es un grado que proviene de Europa. «Nos preocupa que ahora no nos dejen llamarnos ingenieros de la edificación y que, luego, la escuela de Industriales que es la que ha recurrido saque una titulación con ese nombre. ¿Nosotros que hacemos? Las competencias son las mismas que cuando se llamaba arquitectura técnica. ¿Qué confusión crea si son las mismas competencias? No nos metemos en el campo de nadie» lamenta el portavoz estudiantil.

Aunque el año pasado protagonizaron varias protestas y una manifestación en Madrid, de momento, no hay concretadas nuevas movilizaciones.

La prioridad del estudiante Rubén Todosantos es «la salida profesional» más que la «cuestión de nombre» de su carrera. «El futuro va a estar lejos de donde hemos nacido a no ser que trabajemos de otras cosas que no tengan nada que ver con esto» reflexiona.

El joven considera que «la sentencia, en principio, es negativa para nosotros. El nombre de ingeniería aporta un plus a quienes lo estamos estudiando. En la comparación con los arquitectos estábamos como el a y el b y con esta nueva denominación parecía que te desmarcabas y tus competencias estaban más claras pero, al final, es un problema de nombre. Sabemos lo mismo y podremos ejercer de lo mismo» destaca.

Para Jesús García, también alumno, el problema del nombre ha surgido entre ingenieros y arquitectos, a raiz de aprobarse el plan de Bolonia. «Entienden que de cara al cliente puede haber algún tipo de confusión. Sin embargo, nuestras competencias son las mismas que las de arquitecto técnico pero ahora se nos reconoce en Europa nuestra titulación y salir fuera es el futuro que nos indican desde la escuela» comentó.