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La investigación de los hechos ocurridos en la madrugada del domingo en la casa cuartel de la Guardia Civil en Leitza, Navarra, continúa abierta. Conforme pasan las horas, la hipótesis de que se trate de un atentado pierde peso, según fuentes de la lucha antiterrorista. El instituto armado estuvo ayer tratando de esclarecer las circunstancias en la que un guardia civil resultó herido de bala. Según la primera versión de los hechos, a partir del relato del agente herido, sobre las 3.30 se habría producido un tiroteo cuando una o varias personas se disponían a colocar un artefacto ante el edificio de la Benemérita en la localidad navarra. El agente fue trasladado a un hospital con una herida de bala en el brazo izquierdo.

Según la versión del agente, los hechos ocurrieron cuando el agente se percató de movimientos fuera de la casa cuartel y al identificar a los sospechosos se produjo el tiroteo. Los autores de los disparos estaban intentando colocar un artefacto explosivo en las inmediaciones del complejo. El guardia civil fue trasladado al Hospital de Navarra, donde fue intervenido. Llegó al hospital en una ambulancia medicalizada consciente y con las constante vitales mantenidas, según informó el director del centro Ignacio Yurss.

Muchas dudas

Allí fue intervenido de una fractura en el cúbito del brazo izquierdo y no se apreciaron otras heridas. "Se le ha hecho una exploración exhaustiva y no se ha encontrado lesión alguna en el tórax", precisó. Y esto es uno de los puntos que hizo dudar a los investigadores, ya que el agente dijo que recibió un impacto de bala a quemarropa en el tórax que paró el chaleco antibalas, pero no tenía ni siquiera un hematoma.

Se trata de S. M., natural de Málaga y de 34 años de edad. Hacía poco tiempo que había sido destinado a la Leitza procedente de Galicia, aunque ya había servido anteriormente en la citada localidad navarra.Está casado y no tiene hijos.

Tras los hechos, la Guardia Civil acordonó los alrededores de la casa cuartel por si en el lugar se encontraba el lanzagranadas que, presuntamente, colocaron los sospechosos. Además, el artefacto localizado a 100 metros de la casa cuartel es un tubo de PVC, que trata de simular un lanzagranadas, y no cuenta con ninguno de los dispositivos que suelen contener estas armas.

Aunque las primeras informaciones apuntaban a que se trataba de un atentado de ETA, fuentes del Ministerio del Interior indicaron que esta hipótesis perdía peso. Según las fuentes consultadas, la munición hallada en los alrededores de la casa cuartel corresponde a la marca Santa Bárbara, que habitualmente suministra a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, mientras que ETA suele emplear otro tipo de marcas como Geco o Fn. Además, el agente no tenía hematomas en el pecho, algo usual al recibir disparos a corta distancia.

Un cuartel ya atacado en el año 2002

La casa cuartel de Leitza sufrió un atentado terrorista en 2002. El 24 de septiembre de ese año, el agente Juan Carlos Beiro murió en una explosión al intentar retirar una pancarta de uno de los muros del edificio que resultó ser una trampa de ETA. Si la hipótesis del atentado se confirma, y la dirección de la investigación no va por ese camino, entonces se trataría de un método -el lanzagranadas-, utilizado con anterioridad por la banda en otros ataques a cuarteles

De hecho, el 12 de octubre de 2002, dos granadas disparadas desde un lanzagranadas impactaron contra la fachada de la casa cuartel de la Guardia Civil en la localidad navarra de Urdax, sin que ninguna de las personas que ocupaban el inmueble resultaran heridas.

Los impactos de los proyectiles provocaron la rotura de cristales en el 60% de la superficie del acuartelamiento.