Nunca un caso de disciplina al partido dio tanto que hablar como el voto a favor de la reforma de la ley del aborto del presidente del Congreso José Bono. Al igual que Francisco Vázquez, Bono siempre se ha declarado como católico socialista y la reforma de la citada ley de interrupción voluntaria del embarazo ponía al político castellano-manchego entre la espada y la pared.

Antes de la votación se especuló mucho sobre la decisión que tomaría el presidente del Congreso. Al final votó como el resto de diputados de su partido, cuando en este caso nada hubiera extrañado que lo hiciera en contra. Esto llevó al ex presidente de Castilla-La Mancha y ex ministro de Defensa a tener que justificar su voto en posteriores entrevistas y declaraciones públicas y a hacer malabarismos de palabras. Así, aseguró pocos días después que tras su apoyo a la ley tenía la conciencia tranquila como cristiano y además había comulgado.

Antes de la votación había asegurado que su voto y su opinión estaban con su partido y que "si un diputado está en contra de una ley porque su conciencia así se lo ordena, lo que debe hacer es dejar el escaño", afirmó.

Pero posteriormente llegó a declarar que como católico practicante le supuso un sacrificio apoyar la nueva ley del aborto y afirmó que votó a favor de la nueva ley porque esta convencido de que la legislación nueva es más respetuosa con el derecho a la vida que la anterior.

Su apoya la ley del aborto le llevó a enemistarse con sus amigos los obispos, que incluso le amenazaron de excomunión.