El líder del PP cántabro, Ignacio Diego, reconoció ayer que fue él quien pisó el lunes pasado el puro que Miguel Ángel Revilla suele dejar posado en una ventana del Parlamento para seguir fumándolo después de los plenos, porque le pareció "una guarrada" y "una falta de respeto a la casa de todos".

El presidente cántabro tiene por costumbre, al llegar a los sitios donde no se puede fumar, dejar su puro fuera para recuperarlo a la salida, algo que también hace en el Parlamento autonómico, donde suele aparcar su cigarro en el alféizar de una ventana situada a la entrada del edificio mientras asiste a la sesiones.

Sin embargo, Revilla está molesto porque, en los últimos plenos, se ha encontrado con su puro pisoteado en el suelo, lo que ha llevado a su partido a pedir formalmente las grabaciones de las cámaras de seguridad para averiguar quién lo hace y a presentar una pregunta para que el propio presidente diga a la Cámara si hay algún diputado que se comporte de forma "especialmente inadecuada" con él.

Una vez conocida la polémica, el presidente regional del PP ha admitido que fue él quien le pisó el puro a Revilla, ya que entiende que "la fachada del Parlamento no es sitio para dejar una colilla rechupeteada, porque es una guarrada".

"Ante la colilla de Revilla, no hice otra cosa que, con los papeles que llevaba en la mano, tirarla al suelo y apagarla, por la educación que he recibido. Estuve por agacharme y llevarla al cenicero, pero los escrúpulos me lo impidieron, algo de lo que me acuso y pido disculpas", señaló Diego.

El presidente del PP criticó que, al terminar ese pleno, lo que le preocupara a Revilla fuera saber quién le había pisado el cigarro.