Las últimas presiones migratorias de este verano, tanto en Melilla como fundamentalmente en torno al Peñón de Alhucemas, son difíciles de comprender sin tener en cuenta la cercanía de la abortada Reunión de Alto Nivel (RAN), pactada para el 12 de septiembre por el presidente Benkirán en su última y única visita a España en mayo de éste año. Es decir, hay una relación directa entre ambos acontecimientos. La cancelación de la RAN apenas dos semanas (¡la última se celebró hace poco más de tres años!) antes de realizarse, a iniciativa de nuestros vecinos del sur y alegando «problemas de agenda» apenas se sostiene. Rabat está intentando ganar tiempo con dos intenciones, por lo que intuyo que la RAN ha sido pospuesta sine die. Primero, la delicada situación económica y política española, con visos de ir a peor cara al otoño, podría estar alentando en Rabat la estrategia de esperar a un mayor desgaste del gobierno de Partido Popular para plantear su órdago, que les comento más adelante. Por otro, y dada también la crisis económica y política que ya está campeando en Marruecos, con un Gobierno islamista en manos del PJD al que el rey Mohamed VI ningunea constantemente y del que hace de su capa un sayo mientras la figura del soberano alauí empieza a estar abiertamente cuestionada, podría empujar a Rabat a embarcarse en una peligrosas maniobras, en las que por cierto es maestro, como es camuflar la crisis y creciente desafección interna abriendo un frente exterior sobre el que encauzar las protestas, por ejemplo contra España, enemigo número dos del régimen marroquí después de Argelia. Estaríamos adentrándonos en ese paradigma.

Veamos algunos detalles dentro del contexto geopolítico de lo que algunos analistas, como el general Fontenla Ballesta, llaman con buen tino «la batalla del Estrecho». Primero, se empuja y permite a ciertas asociaciones de la sociedad civil a radicalizar su discurso con España. Esta diplomacia paralela, para qué decir, solo es viable con la luz verde de Rabat. Así la asociación Gran Rif, de Nador, emitía a primeros de agosto un comunicado advirtiendo del contenido de la RAN prevista para este mes, en la que se hablaría (atención) de Ceuta y Melilla.

En una segunda fase y después de varios años de intentos abortados (doy fe de ellos a pie de obra), dos peculiares líderes mediáticos por lo demás enfrentados y con diferencias desde hace dos años „Said Chramti y Yahya Yahya„ hacen las paces y organizan con media docena de jóvenes el asalto simbólico (29 de agosto) al Peñón de Vélez de la Gomera. Paralelamente, el Estado marroquí para entendernos (el Gobierno es un eufemismo) se atreve a vetar antes del verano el despliegue de la Guardia Civil en las Islas Chafarinas a fin de encauzar la presión migratoria, con la consiguiente aquiescencia del gobierno de Mariano Rajoy, mientras deriva y permite la penetración de grupos de subsaharianos hacia los islotes de soberanía española, ¡por vez primera en Alhucemas!

La estrategia de Rabat es clara: calentar motores para tener más cartas con que presionar a España en la futura RAN, mientras muestra públicamente la manifiesta incapacidad española para defender estas pequeñas parcelas de su territorio africano. El 3 de agosto mismo, el profesor Boutayeb, presidente de la Asociación de la Memoria Histórica y la Paz, hacía una llamada al diálogo y la superación de las diferencias en una carta abierta dirigida a los presidentes Rajoy y Benkirán.

¿Y el órdago que Marruecos tiene previsto plantear? Ya desde la primavera, pero en especial a mediados de junio, fuentes marroquíes de alto nivel y absoluta solvencia, le confiaban a este escribano su intención de abrir el melón sobre la eventual cosoberanía de Ceuta y Melilla empezando con las islas e islotes de soberanía, es decir Chafarinas y los peñones de Alhucemas y Vélez de la Gomera, quizás planteando guarniciones conjuntas o medidas mutuas de defensa en una primera fase. A la vez, España debería pedir «perdón» por su participación en la Guerra del Rif (concluida, Paz de Bab Taza, en 1927) utilizando gases tóxicos.

Esto que les avanzo no son opiniones, son el resumen de conversaciones con autoridades marroquíes de primera fila. Es decir y en lo que a mí respecta, lo que está ocurriendo en torno a los peñones no es nada casual. Hay mar de fondo y Marruecos nos aboca a dos decisiones: la retirada o el enfrentamiento. Y el que quiera entender, que entienda. Visto.