Albert Rivera está acostumbrado a los aplausos. Fue jugador de water-polo y hasta salió a hombros, sin ser torero, de la plaza de Barcelona por defender la libertad de los partidarios de las corridas. Pero probablemente, el aplauso que más le habrá gustado será el del final de su conferencia, ayer en Madrid, en el Fórum Europa. "La ovación más larga", dijo su presidente José Luis Rodríguez, tras más de una década de historia, y José Bono añadió: "el aplauso más sentido y continuado".

Un joven de 33 años, sin pelos en la lengua, manifestó ante un auditorio en el que nadie cumpliría los cuarenta, lo que necesitamos para "pasar de la indignación a la ilusión". Que los partidos pacten la reforma de su financiación. Ciutadans-Partido de la Ciudadanía sabe que se puede hacer campaña con pocos recursos y triplicar el número de escaños. Y además, "hay que prohibir que los bancos condonen las deudas de los partidos que, a su vez, nombraban a los que dirigían las cajas".

"Necesitamos listas abiertas o un sistema de doble voto como en Alemania", donde se elige por distritos uninominales y luego se equilibra con listas de partido a nivel nacional. "El debate en los bares, en el trabajo o en las casas es acabar con la falta de transparencia de las cuentas de los partidos que se han convertido en agencias de colocación", dijo el adalid de "la transición ciudadana", "porque ya no podemos vivir de los réditos de la primera". Para un representante de la generación que nació en 1979, estamos ante un "fin de etapa" y "los que llegamos limpios a la política tenemos un plus de responsabilidad para evitar el tsunami ciudadano y lograr que España levante cabeza".

"A la gente no se le ilusiona con la prima de riesgo, pero sí con una reforma en la que participemos todos los españoles. España tiene futuro. Pero sin autoridad moral, no se puede subir la presión fiscal". "Rajoy ha antepuesto lo urgente a lo importante", sentenció.

"Hay que acabar con los medios informativos subvencionados" y "las trincheras de las tertulias". "¿Cómo vas morder la mano que te da de comer?", argumentó el abogado, diputado autonómico desde 2006, que sostiene que hay que tener una profesión para luego poder volver, igual que Joaquín Leguina, el socialista que le presentó ayer.

Los parlamentarios no pueden intervenir en la elección de los órganos judiciales, porque "si Montesquieu levantara la cabeza se suicidaría". "¿Cómo es posible que Mas se haya hecho la foto con los responsables de los organismos que están investigando la presunta corrupción?" Y más adelante, introdujo un paréntesis: "¡qué patriota Oriol Pujol que cobraba por deslocalizaciones de inversiones extranjeras en Cataluña!"

Hasta la mitad de su intervención, Rivera no se refirió a la amenaza separatista. Si al otro lado no hay un proyecto atractivo, es fácil dejarse seducir por los que se están aprovechando del desastre, y se atreven a anunciar que en una Cataluña independiente no habrá corrupción, se pagarán menos impuestos, habrá menos cáncer y menos accidentes de tráfico".

Como firme defensor de la Constitución, criticó que el Gobierno, argumentando que no tiene efectos jurídicos, no haya recurrido al Tribunal Constitucional la declaración soberanista del Parlament. "Pero yo me lo haría mirar", porque ya se comenta que "los nacionalistas quieren convocar elecciones anticipadas autonómicas constituyentes, para evitar una consulta no legal".

En el posterior debate, se manifestó por "la España que de hecho ya es federal, pero necesita una declaración de lealtad institucional", algo impensable en Estados Unidos donde pueden tener Códigos Penales distintos, mas nadie cuestiona la fidelidad a la nación. Como también es normal que en países como Alemania o Austria se discuta sobre la financiación de sus estados federados y, por lo tanto, en "España también se puede reformar la LOFCA".

Por último, la pregunta sobre la Corona, en su peor crisis desde su instauración. "Yo no soy monárquico, pero soy pragmático y leal a mi país". Rivera añadió que la institución que representa la unión del pueblo español es la Jefatura del Estado. Por eso es importante que sepa hacer la transición, como toda España; por ejemplo, sometiéndose a la Ley de Transparencia, que, por cierto los políticos están haciendo que se retrase constantemente. "El Príncipe está bien preparado y es de una generación distinta con la que nos sentimos identificados muchos españoles, con todos los respetos para el Rey. Si sabe separar lo que es Casa Real de lo que no lo es, será una gran Jefe de Estado".

Confundidos entre las despedidas de la gente, Rafael Spottorno, Jefe de la Casa del Rey y Albert Rivera se fueron al bar discreto del Ritz. Dos generaciones frente a un mismo reto: Cataluña en España, España en Europa y Europa en el mundo, como dijo Rivera en catalán, antes de recibir la ovación más larga.