El exvicepresidente económico Pedro Solbes asegura que su relación con el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero fue buena en lo personal, pero con grandes discrepancias en lo ideológico, fundamentalmente en materia económica, lo que atribuye sobre todo a la diferencia generacional.

En una entrevista con Efe con motivo de la publicación hoy de su libro "Recuerdos" (Ediciones Deusto), Solbes destaca que apoyaba su proyecto social y sus ambiciones de renovación de la sociedad, pero no su visión de la política económica, muy distante de la ortodoxia que él pretendía aplicar.

En el libro cuenta que decidió volver a Madrid y dejar su cargo de comisario económico europeo porque se sentía en deuda con el PSOE y pensó que tenía que "echar una mano", sobre todo después de que se lo pidieran Felipe González, Alfredo Pérez Rubalcaba o Luis Ángel Rojo, entre otros.

Solbes pensaba en aquel momento que Zapatero era un persona "con ilusión y buena voluntad", pero ya se temía que la diferencia de visiones podría causar problemas, como comprobó con una de las primeras decisiones tomadas por el entonces presidente y que fue motivo de su primer enfrentamiento: la subida del Salario Mínimo Interprofesional.

La segunda legislatura con Zapatero, hasta que fue relevado por Elena Salgado en abril de 2009, es descrita por Solbes como un periodo en el que se fue abriendo más la brecha que le separaba del presidente y en el que el distanciamiento "empezó a adquirir tintes irreversibles".

Por esta razón, entregó al presidente a principios de 2009 un documento con las medidas que a su juicio se tenían que tomar para la recuperación de la economía y que fue rechazado por Zapatero porque "llevaba implícitas dos huelgas generales", según explica en el libro.

Solbes dice tener constancia de que fuentes próximas al expresidente han negado la existencia de un documento oficial de ese cariz, a lo que responde que no se trata de un documento oficial, al tiempo que se reafirma en su narración de estos hechos, que fueron los que le llevaron a pedir su salida del Gobierno.

No obstante, Solbes explica a Efe que siempre fue consciente de que el presidente era Zapatero y que tendría que adaptarse a él, pero pensó que se seguiría el modelo de la época de Felipe González en el que el presidente apoyaba a su ministro de Hacienda "salvo en algunas ocasiones".

Por el contrario, en el libro relata que con Zapatero tuvo la impresión de que se ponía la mayoría de las veces del lado de los ministros responsables de la política de gasto, que llevaban al Consejo propuestas "sin maduración, con memorias económicas incompletas, con prisas para su aprobación y con la legitimación de que estaban en el programa electoral".

Asimismo, se queja de que la Oficina Económica del Presidente se convirtió en "una especie de Ministerio de Economía en la sombra" y dice que la relación con su responsable, Miguel Sebastián, "nunca fue tan buena como debió haber sido ni tan mala como se dijo".

Las diferencias con Zapatero durante la primera legislatura se hicieron patentes también en temas políticos como el Estatuto de Cataluña, un asunto en el que Solbes piensa que el presidente era rehén de sus compromisos.

"Hoy el tema es más difícil de resolver que era entonces y mis deseos es que al final encontremos una solución que pueda mantener las relaciones con Cataluña que siempre hemos tenido", añade Solbes, que considera que la Constitución es el marco al que se tendrá que ajustar cualquier cambio en el sistema actual de financiación autonómica.

Después de cuatro años en un Gobierno que adoptó "demasiadas decisiones" que no se correspondían con la "ortodoxia económica", Solbes cuenta que decidió marcharse, pero que al final optó por seguir tras comprobar la preocupación que se respiraba en la reunión del FMI de octubre de 2007.

Solbes pensó que su marcha podía ser malinterpretada en el contexto internacional, pero ahora reconoce que se equivocó y se muestra arrepentido de haberse presentado a las elecciones en 2008.

Sin embargo, considera que el PSOE actuó deforma honesta durante la campaña y que no ocultó información sobre la crisis que estaba por llegar.

"El PSOE actuó en función de los datos que existían en ese momento y durante la campaña electoral los datos eran todavía muy positivos. El mismo día de mi debate con Manuel Pizarro (21 de febrero de 2008) salieron las cifras de la Comisión Europea que daban un crecimiento para España ese año del 2,7 %", afirma Solbes.

"Tardamos en verbalizar el reconocimiento de la crisis en España y en Europa, pero eso no quiere decir que no se fuera consciente de los riesgos ni que no se tomaran medidas en el primer momento", asegura en el libro.