El pleno del Senado ha rechazado hoy las propuestas de veto de IU, ICV, ERC y Amaiur al proyecto de Ley de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno, tras un debate marcado por las referencias a los dos años de gobierno de Rajoy y por un rifirrafe entre un senador del PP y otro del PSOE.

Este enfrentamiento se ha producido cuando el senador del PP Dámaso López ha acusado desde su escaño al socialista Antonio Rodríguez Esquerdo, que estaba en ese momento en la tribuna de oradores, de haber bebido: "Tú bebes", le ha repetido por dos veces al tiempo que hacía con la mano el gesto típico alusivo.

Rodríguez Esquerdo, que en ese momento reflexionaba sobre las "falsedades" y "mentiras" pronunciadas por Rajoy el 20 de noviembre de 2011 y también sobre el 38 aniversario de la muerte de Franco, le ha pedido indignado que retirara el gesto y que no renegase de su pasado, lo que ha desembocado en cruce de reproches que ha continuado en el pasillo de la Cámara.

Entre llamadas al silencio y a mantener la compostura, el presidente Pío García-Escudero ha animado al senador 'popular' a pedir disculpas por si se habían "interpretado mal" sus palabras: "No quise decir eso", ha asegurado éste, lo que el aludido ha tachado de "cobarde" en declaraciones fuera del hemiciclo.

Las cuatro propuestas de veto han sido rechazadas con los votos del PP, CIU y PNV, mientras que el PSOE y el PSC se han abstenido, aunque han advertido de que votarán en contra de la ley en el debate de enmiendas que tendrá lugar a continuación, al no haber aceptado el PP todas sus propuestas y considerar que el texto queda por ello "incompleto" e "insuficiente".

La ponente del PP Rosa Vindel ha defendido la ley con entusiasmo y ha afirmado que la transparencia "no es un lema, sino un principio democrático de última generación y la respuesta del sistema en un momento de crisis".

Las cuatro propuestas de veto han coincidido en que ésta debería ser una ley orgánica, sobre todo por las contracciones que planteará con la ley de protección de datos; en que el acceso la información no debería tener más limites que los que marca la Constitución; en que debería eliminarse el silencio negativo de la Administración y en que el órgano de supervisión debería estar desvinculado del Gobierno.

El andaluz José Manuel Mariscal (IU) ha defendido que el texto habría que devolverlo al Congreso y ha criticado que la norma prevea instituciones de "primera división", como la Casa del Rey, y se ha mostrado convencido de que con transparencia se acabarían los "cotilleos" que le afectan, del tipo de "con quién se ve y para qué el jefe del Estado, con quién se reúne, con qué objetivo y qué saca a cambio", o de que "huele mal" el trato a la infanta Cristina en el caso Nóos.

Para Jordi Guillot (ICV) esta ley supone una respuesta "tardía", "corta" y "limitada" a la crisis política española, por lo que ha abogado por leyes más "exigentes" y por un cambio en la cultura de los partidos.

La senadora de ERC Ester Capella i Farré ha dicho que la ley marca tantos límites y excepciones que es una "ley de opacidad, no de transparencia", mientras que Alberto Unamunzaga (Amaiur) la ha comparado con un "cartel vacío de contenido", aunque ambos han admitido que el texto ha mejorado durante su tramitación en esta Cámara.

A favor de la ley ha intervenido el senador Jokin Bildarratz (PNV), que ha apostado por la capacidad de esta norma para "disuadir" a los políticos de ser opacos y, aunque ha reconocido que tiene "lagunas", ha subrayado los elementos positivos y ha confiado en que, cuando esté aprobada, tenga "suficiente flexibilidad para ir mejorando".

En nombre de CiU, María Rieradevall ha dicho que se trata de un texto "francamente mejorable" y ha recordado reivindicaciones de su grupo que no han sido atendidas, como la publicación de las balanzas fiscales y la creación de un registro de lobbies, pero ha votado en contra de los vetos con el argumento de que "merece la pena seguir" con el proyecto.