El exgeneral Alfonso Armada y Comyn, marqués de Santa Cruz de Rivadulla, que murió este domingo en El Hospital de Madrid, a los 93 años, fue condenado a 30 años de cárcel y pérdida de empleo por su participación en el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981.

En febrero de 2011, cuando se cumplían 30 años de la intentona golpista, se mostró "muy satisfecho" de su papel durante el 23-F y dijo que no hacía juicios de lo que le hicieron, sino de su actuación ese día: "informé, obedecí y resolví".

Nacido en Madrid el 12 de febrero de 1920, el ex militar fue indultado por razones de salud en diciembre de 1988, tras cumplir seis años de cárcel.

Diplomado de Estado Mayor en la Escuela de Guerra de París, ingresó en el Ejército en 1937 y participó en la Guerra Civil española en los frentes de Madrid, Andalucía, Guadalajara, Teruel y Valencia, como alférez provisional.

Acabada la Contienda, Armada formó parte, con el grado de capitán, en la División Española de Voluntarios en Rusia, con la que pasó 18 meses en Leningrado, donde coincidió con Milans del Bosch, otro de los implicados en el 23-F.

Alfonso Armada fue ascendido a comandante en 1945 y en 1959 a teniente coronel.

Profesor en distintas escuelas militares, en 1954 fue designado instructor militar del entonces Príncipe Juan Carlos para, en 1965, ocupar el cargo de Jefe de la Secretaría del Príncipe.

En diciembre de 1975, una vez que Don Juan Carlos ascendió al trono, fue nombrado secretario general de la Casa del Rey, puesto del que fue cesado en octubre de 1977 y sustituido por Sabino Fernández Campo.

Ya como general de brigada, fue profesor principal de la Escuela Superior del Ejército y en 1979 general jefe de la División de Montaña Urgel y gobernador militar de Lérida.

En febrero de 1981, días antes del intento de golpe de Estado del día 23, el general Armada fue nombrado segundo jefe del Estado Mayor del Ejército.

Su participación en la trama fue conocida en el momento de su destitución y arresto, el 28 de febrero.

Según los planes de los golpistas, Armada era la persona en la que recaería la presidencia del Gobierno en caso de que hubiera triunfado el golpe. Sin embargo, el ex militar siempre negó su participación en los hechos.

El 11 de marzo de 1981 fue procesado bajo la acusación de rebelión militar y el 3 de junio de 1982 el Consejo Supremo de Justicia Militar le condenó a seis años.

Tras recurrir el Gobierno ante el Tribunal Supremo, el 22 de abril de 1983, el alto tribunal le impuso una condena de 30 años y pérdida de empleo, pena que fue rebajada a 26 años, ocho meses y un día a finales de 1987 por el Consejo Supremo de Justicia Militar, una vez que el ex general formulara una petición de indulto.

Solicitó el perdón en cinco ocasiones

Alfonso Armada, que solicitó el perdón en cinco ocasiones, fue indultado por el Consejo de Ministros del 23 de diciembre de 1988, por razones de salud y por haber acatado la Constitución, después de cumplir más de seis años de condena. Esta fue la primera medida de gracia concedida a uno de los golpistas condenados por su participación en el 23-F.

En esos años, Armada tuvo que ser intervenido quirúrgicamente de una hernia abdominal, sufrió una embolia cerebral y le fue detectada una cardiopatía.

Desde su salida de la cárcel, repartió su vida entre Madrid y la finca que poseía en Santa Cruz de Rivadulla, a pocos kilómetros de Santiago de Compostela.

En 1983 publicó "Al servicio de la Corona", un relato de su propia vida.

Estaba casado, tenía diez hijos y más de una veintena de nietos