Una lámpara de las denominadas "quitamiedos", utilizadas para que los niños pasen la noche con una luz de acompañamiento o para marcar vías de salida, pudo ser la causante del incendio que tuvo lugar durante la madrugada del 22 de febrero en una casa rural de la localidad burgalesa de Tordómar y que costó la vida a seis personas de una misma familia, tres de ellos niños de edades comprendidas entre los 4 y los 6 años.

Los últimos avances en la investigación de los agentes de la Guardia Civil de La Rioja especializados en incendios apuntan a que este halógeno "quitamiedos" estaba situado cerca del suelo, en contacto con un cojín y con un rodapié de plástico. Fue precisamente esta mezcla de causalidades la que provocó la desgracia. Los funcionarios apuntan a que la lámpara habría sobrecalentado la superficie de plástico provocando una humareda que afectó a un sofá próximo. El humo intoxicó a los habitantes de la casa rural. Lo que, por el momento, los funcionarios no han querido precisar es si la lámpara "quitamiedos" estaba enchufada a la electricidad o era un modelo de los que no cuentan con conexión a la red, mucho más seguras según los expertos.

Lo que parece claro es que la humareda no provocó apenas llamas. Los bomberos voluntarios de Lerma que acudieron en un primer momento al lugar del suceso aseguran que bastó el agua de una pecera para pagar un pequeño fuego que se había producido en el sofá situado cerca del halógeno que inició la tragedia.

La investigación aún no se da por cerrada. Fuentes cercanas al caso aseguran, de hecho, que los funcionarios especializados en incendios continúan analizando los restos rescatados tras el trágico suceso y elaborando un informe que en las próximas semanas -previsiblemente a principios del mes de abril-, será enviado al juzgado de instrucción de Lerma. El magistrado que se encontraba de guardia en el momento en el que se produjo el suceso será quién determine si en este caso existe algún tipo de responsabilidad penal. La Guardia Civil argumenta que los gases tóxicos que tiñeron de luto la noche burgalesa hicieron que el inmueble quedara dañado, dificultando cualquier recogida de pruebas. "No sabemos ni cómo pudieron llegar hasta el ático de arriba los chavales que intentaron rescatar a las víctimas", confesaba días después del suceso uno de los bomberos voluntarios aludiendo a la heróica acción de los llamados "héroes de Tordómar", los jóvenes que se encontraban en un bar cercano a la vivienda en el momento de la tragedia y que intentar salvar a las víctimas.

Chimenea

Los primeros informes habían apuntado a la chimenea como la causante de la tragedia. Fue una hipótesis que la Benemérita descartó pocos días después del incendio, cuando los funcionarios de la Guardia Civil comprobaron que el fuego no había sido encendido en todo el fin de semana.

La casa rural burgalesa en la que la tragedia se cobró la vida de los seis asturianos continúa, casi mes después de la tragedia, con un lazo negro presidiendo su página web en recuerdo de las víctimas mortales del incendio.

Las luces "para no asustar"

Las lámparas "quitamiedos" suelen estar colocadas a escasos metros del suelo y, en algunas ocasiones, conectadas a la red eléctrica, se utilizan con el objetivo de que los niños no pasen miedo en la oscuridad o para señalar salidas. Los halógenos más seguros, según los expertos, son los que no están conectados a la corriente.

Para evitar incendios en habitaciones y en el resto de la casa, los profesionales también recomiendan no hacer demasiadas conexiones en contactos múltiples para evitar la sobrecarga de los circuitos eléctricos. Tampoco es recomendable acumular productos inflamables en puntos de la vivienda que no estén bien ventilados