La Audiencia Nacional ha condenado a 139 y 133 años de cárcel, respectivamente, al exdirigente de ETA Jurdan Martitegi y el etarra Arkaitz Goikoetxea por el atentado con coche bomba contra el cuartel de Calahorra (La Rioja) el 21 de marzo de 2008, que causó ocho heridos, dos de ellos guardias civiles.

El tribunal absuelve en la sentencia a Íñigo Gutiérrez Carrillo al no haber quedado probada su autoría en esta acción del comando Askatun Haizea.

Los magistrados destacan que con su acción la banda terrorista "seleccionaba un establecimiento de un Cuerpo de Seguridad del Estado donde habitan funcionarios con sus familias, utilizados para enviar un mensaje de horror a otras personas y a la sociedad".

La Sala declara probado que los etarras estacionaron un coche bomba con 60 kilos de explosivo en la calle del General Gallarza de dicha localidad junto a una pared del acuartelamiento de la Guardia Civil, donde residían treinta y tres personas, con la intención de provocar grandes daños materiales y la conciencia de que podría matar a alguna persona que se encontrara en su área de acción.

Añade que el artefacto hizo explosión a las dos de la tarde y la onda expansiva produjo graves deterioros en las fachadas de cuatro edificios y del cuartel, afectando a los tabiques y a la estructura de dos inmuebles y a numerosos vehículos aparcados en la zona así como al mobiliario urbano, el tendido eléctrico y las líneas telefónicas.

La resolución relata que Arkaitz Goikoetxea Basabe llamó a las centralitas de DYA de Álava y de los bomberos de Calahorra para avisar de la colocación del coche bomba y una vez constatada la presencia del vehículo las autoridades evacuaron los edificios colindantes y el cuartel para evitar la pérdida de vidas y daños personales.

Los condenados, junto con otros miembros del comando, obtuvieron el vehículo usado como coche bomba ese día por la mañana cuando a las nueve y diez abordaron a su propietaria y a su acompañante en el Alto de la Herrera (Álava) cuando acababan de aparcarlo.

Los etarras, que iban encapuchados, les amenazaron con unas pistolas, les obligaron a entregarles las llaves del coche y sus teléfonos móviles, les maniataron, les cubrieron el rostro con una capucha y una bufanda y les echaron en el asiento posterior de su coche, que los terroristas condujeron durante unos cinco minutos hasta otro lugar, donde les trasladaron a una furgoneta.

Allí los etarras llevaron la bomba desde la furgoneta al vehículo y mientras uno de ellos llevó el coche bomba a Calahorra otro se quedó custodiando a los dos retenidos a los que condujo hasta un paraje en la montaña, donde los etarras les ordenaron que esperaran una hora antes de abandonar el lugar, aunque a los treinta minutos se quitaron las capuchas y las bridas y buscaron ayuda.

Además de la pena referida la sentencia prohíbe a Martitegi y a Goikoetxea acudir a Calahorrra durante diez años y les impone el pago de indemnizaciones por más de 32.000 euros.