El juez Pablo Ruz llegó hace cinco años a la Audiencia Nacional siendo un perfecto desconocido y ahora, convertido en juez estrella, se incorporará a un modesto juzgado de Móstoles (Madrid) sin poder evitar las constantes miradas y murmullos que arrastra consigo la fama, de la que no ha podido escapar pese a su talante tímido y discreto.

Su físico tampoco le ayudará a pasar desapercibido. Sus más de metro noventa de altura y una delgadez que ha ido aumentando conforme iba cerrando los casos que le dejó en herencia su antecesor, Baltasar Garzón, le hacen rápidamente identificable, lo que le hará aún más difícil recuperar el anonimato.

Trayectoria del juez Ruz

Su estancia ahora en Móstoles, con la impronta que le deja la Audiencia Nacional, poco tendrá que ver con sus primeros destinos en los juzgados de Navalcarnero (Madrid) y en el Juzgado de Instrucción número 1 de Bilbao.

Con apenas 34 años, y tras una breve escala (2008-2009) como juez de refuerzo del magistrado de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, Pablo Rafael Ruz Gutiérrez fue elegido el 24 junio de 2010 para hacerse cargo del juzgado más mediático de España. Llegó para sustituir a la máxima estrella judicial hasta entonces, Baltasar Garzón, al que nadie pensó que llegaría a eclipsar.

Sin embargo, tras cinco años al frente del famoso Juzgado Central de Instrucción número 5 y sacando adelante los casos más polémicos, tanto heredados -Gürtel o el chivatazo a ETA en el Faisán- como propios -los papeles de Bárcenas (cuya competencia tuvo que disputar duramente a su compañero Javier Gómez Bermúdez) o el fichaje de Neymar- Ruz ha conseguido desbancar al juez estrella por antonomasia del imaginario judicial popular. Estrellato que con su marcha es previsible que poco a poco se torne en fugaz.

Un juez discreto en sus investigaciones

Todo ello sin incurrir en estridencias, y es que Ruz se ha caracterizado por tramitar sus casos codo a codo con la Fiscalía, salvo en sonadas ocasiones como cuando incluyó a la exministra de Sanidad Ana Mato en el caso Gürtel como partícipe a título lucrativo en los regalos de le trama a su familia, lo que provocó su inmediata dimisión.

Su actuación en el caso Gürtel, que le fue devuelto a su juzgado en 2012 procedente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), le ha causado tensiones con el partido del Gobierno desde el momento en que declaró nulo el sobreseimiento dictado por el tribunal madrileño de las acusaciones contra el extesorero del PP Luis Bárcenas y volvió a imputarle.

En enero de 2013, Ruz recibía de Suiza el resultado de la comisión rogatoria que desveló la ingente cantidad de dinero que el extesorero había llegado a atesorar en entidades bancarias del país Helvético (42 millones de euros). Momento en el que estalló el escándalo y aparecieron los ya famosos papeles de Bárcenas referentes a una supuesta caja B en el PP con la que se habrían pagado sobresueldos a dirigentes del partido.

Y es que, como todo juez, ha tenido que soportar críticas por sus decisiones, tanto de un lado como de otro -por imputar al exsecretario del PP Ángel Acebes o por desimputarle después, por no ir más allá en quién dio la orden del chivatazo a ETA o por acusar de ello a altos mandos policiales-, pero lo que nadie le ha podido reprochar es no haberse involucrado al máximo en los temas que instruía.

Maratonianas tomas de declaración en las que no paraba ni para comer y largas horas en el juzgado del que pocas veces ha salido a tomar café o a alternar con otros magistrados. Durante todos estos años la vida la ha hecho prácticamente en un juzgado al que llegó de forma interina y con carácter temporal y que sin duda tras permanecer en él un lustro le dolerá abandonar.

Maratonianas jornadas de un trabajador incansable

Discreto, sencillo y trabajador, así definen sus compañeros a un juez del que sobre su afiliación solo se sabe que es de fuertes convicciones religiosas y pertenece a la plataforma "Otro Derecho Penal es Posible", de carácter progresista aunque el nunca se ha definido ideológicamente.

Sus funcionarios también le echaran de menos, por su trato hacia ellos y por su ejemplo como trabajador incansable, y el día de su marcha será tan triste para todos como despedirse de un amigo al que no sabes si volverás a encontrar en el camino.

Todas esas horas entregado en cuerpo y alma a la misión que le fue encomendada en 2010 por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que tras rechazar prorrogar otros seis meses más su situación le ha relevado con el nombramiento de José de la Mata como titular del juzgado, le han quitado tiempo de disfrutar todo lo que le hubiera gustado de su cuatro hijos.

Ruz, no obstante podía haber pedido al CGPJ quedarse en el juzgado como refuerzo a De la Mata, pero finalmente ha optado por no hacerlo sin querer tampoco hacer públicas las razones por las que no lo ha hecho. Haciendo gala una vez más de su proverbial discreción.

Esa decisión le ha apartado definitivamente de la Audiencia Nacional -al menos hasta que alcance la suficiente antigüedad para pedir una plaza propia en ese tribunal-, pero le permitirá estar más cerca de su familia cuando nazca este verano su quinto vástago, y que bien podría ser ya la deseada niña.