El teléfono no paraba de sonarle y en la escalera de su edificio las cámaras de televisión esperaban por la presencia de Natalia de la Nuez para que explicara las acusaciones de malos tratos físicos y psicológicos que, según confirmó el pasado lunes en el Juzgado de Violencia de Género número 2 de Las Palmas de Gran Canaria, ha sufrido durante años por parte de su exmarido, el eurodiputado socialista y exministro, Juan Fernando López Aguilar.

Ella no es una persona pública, por lo que intentó zafarse ayer de los medios de comunicación, pe-ro sí quiso aclarar varias cuestiones tras enterarse del comunicado de su exmarido, donde afirma que los hechos son falsos y sólo pretenden destruirlo, tras un "doloroso" proceso de divorcio en el que no ha encontrado la colaboración de su excónyuge.

"No soy una despechada, ni actúo por venganza. Todo esto se ha desarrollado por casualidad a raíz de un incidente doméstico, y sale a la luz porque los vecinos cuentan una serie de cosas, la juez es sensible y considera que han de ser investigadas y como es aforado lo remite al Supremo", explica.

"Los vecinos dicen lo que dicen y nadie les obliga a mentir. Yo no sabía que nos oían y me he avergonzado cuando la juez me cuenta que han escuchado frases como: gorda, foca, no vales para nada, a mí me gustan las mujeres con más tetas, y pregunta si yo las había oído y como estaba bajo juramento dije que sí", expone. La magistrada también le preguntó si era verdad lo que decían sus vecinos sobre que ha habido situaciones "en las que se oyen golpes y agresiones físicas y yo dije que sí".

Pero Natalia de la Nuez no tuvo "nunca intención denunciar a Juan Fernando" y en su declaración le insistió a la juez de Violencia de Género que " nunca, nunca, le voy a poner una demanda", ni antes ni ahora.

Si no hubieran ocurrido los dos conatos de incendio en su domicilio, que provocaron que vinieran los bomberos, no se habrían desvelado los presuntos malos tratos, porque lo único que ella quería es que el proceso de divorcio "se acabara lo antes posible" para rehacer su vida junto a sus dos hijos menores. Una separación que "está resultando muy tormentosa", precisa. Según cuenta en dos ocasiones -el 6 y el 28 de marzo- se dejó una sartén con aceite sobre la vitrocerámica y se quedó dormida. En la primera de ellas estaba sola y en la segunda con los dos menores. En este último caso, los bomberos tuvieron que forzar la puerta y hallaron a los tres durmiendo en la habitación.

"Fue un accidente doméstico sin ninguna trascendencia", recalca, "pero vinieron la policía y los bomberos, lo que hace que se ponga en marcha un protocolo, lo que se llaman pesquisas vecinales, y consiste en ir puerta por puerta a preguntarles a los vecinos qué clase de madre soy, porque puedo ser una loca o una pirómana".

"Intenta salvar su cara y su posición"

Entonces, fortuitamente les cuentan, "todos en la misma línea, que no puede ser lo que ese hombre le está haciendo a esa mujer [en referencia a ella], que han oído gritos, palabras, gestos", relata Natalia de la Nuez, quien niega que esté "deprimida" por la separación ni que se haya sumido en el alcohol, aunque la policía confirmara que había bebido.

"Soy una persona completamente normal, no tengo depresión, y no me lo puedo permitir porque tengo dos niños pequeños. Estamos en un proceso de divorcio que no se ha culminado, porque está pendiente de que sea ratificado por parte del juez", añade.

Por tanto, ante la reacción de Juan Fernando López Aguilar sobre que ella no ha sabido digerir esta separación, indica que es lógico que "intente salvar su cara y su posición". Expone que es un político muy "valioso, le ha costado llegar a los sitios, se ha encontrado con muchas limitaciones, con gente muy mezquina, con gente que, como él dice, no le llega ni a la suela del zapato, y no es justo que su vida se vea truncada o estropeada por una situación de éstas", manifiesta la propia Natalia de la Nuez. "Es el mejor político de este país, como persona dedicada al servicio público; es muy brillante en el terreno profesional y académico, pero en el emocional ha patinado y no ha sabido gestionar su vida".

Quiere insistir en que ella es una persona que "perdona todo" y piensa que "la violencia o lo que hace que el otro haga infeliz, insulte, o haga vejaciones, demuestra que tiene un grandísimo problema". "El error gravísimo que he cometido es estar al lado de Juan consintiéndole casi todo", recalca. De hecho, indica: "Lo trataba como si fuera un hijo, pensando lo vulnerable que es por el mundo tan hostil en el que está, y como sólo venía los fines de semana había que cuidarlo, pero actúa como un niño emperador".

"He estado con una psicóloga que lo definió perfectamente: Juan es un narciso, sin empatía maldita, incapaz de tener compasión, de ponerse en el lugar del otro, incapaz de perdonar e incapaz de reconocer nunca en su vida ningún fallo cometido por él". Natalia de la Nuez espera incluso que "ojalá el Supremo crea lo que está proclamando" sobre su inocencia, porque no le desea ningún mal.