El presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes, ha afirmado hoy que al margen de la ley "no hay libertad, no hay democracia", sino que solo quedan "espejismos y, en definitiva, frustración".

Lesmes se ha pronunciado así en presencia del Rey en su discurso en el acto de apertura del Año judicial, en el que tanto él como la fiscal general del Estado, Consuelo Madrigal, han defendido el trabajo de jueces y fiscales contra la corrupción frente a las "críticas interesadas" y el "hostigamiento" que reciben.

En un acto celebrado dos días antes del comienzo de la campaña para las elecciones catalanas, planteadas como un reto secesionista por el actual presidente de la Generalitat, Artur Mas, el presidente del Tribunal Supremo, quien no ha aludido directamente a esa cuestión, ha pedido no olvidar que "la ley sólo desde la ley se cambia".

Y ha advertido de que "la ruptura unilateral de los valores de convivencia" fraguados desde el consenso supone "traspasar los límites de la honestidad democrática, consustancial al Estado de Derecho".

Ha añadido que los jueces tienen la obligación de garantizar que la ley sea respetada, pues "ningún poder público puede anteponer para la resolución de los conflictos el designio particular, por muy justo que pueda parecer.

El presidente del Supremo ha defendido en su discurso la independencia de los jueces en la lucha contra la corrupción y ha recalcado: "las críticas interesadas no van a conseguir debilitarla ni a corroer la confianza de los ciudadanos en las distintas instancias judiciales".

Ha dejado claro al respecto que el único principio rector que siguen los jueces españoles es el que establece la ley y ha insistido en que la independencia judicial "no es un privilegio del juez, sino una garantía para el ciudadano".

En ese mismo sentido, la fiscal general del Estado, Consuelo Madrigal, ha defendido el trabajo de los fiscales anticorrupción y ha pedido que se les deje actuar sin la "presión agobiante" de los medios y las "críticas partidistas".

Madrigal ha censurado el uso de la fiscalía en la brega política: "pido y exijo que desde ningún ámbito político se instrumentalice nuestra institución, planteando como denuncias cuestiones que deberían quedar ubicadas dentro de las lindes del debate político o electoral".

"Los reclamos mediáticos, a veces incompatibles con la serenidad de la investigación, las críticas partidistas o interesadas, e incluso el hostigamiento... pueden constituir una presión agobiante" para los fiscales, ha añadido.

Tanto la fiscal general del Estado como el presidente del Supremo han puesto el foco en el "drama de los refugiados", un asunto para el que han demandado "respuestas responsables", en palabras de Lesmes.

La máxima responsable de la Fiscalía ha alertado contra las "nuevas formas de esclavitud" que encarnan las redes de trata de seres humanos, que no pretenden otra cosa que "explotar la tragedia de quienes tienen que huir de la muerte, el terror o la miseria".

Lesmes ha aprovechado su discurso para recordar que la tasa de litigiosidad en España sigue siendo una de las más elevadas de la Unión Europea, con 185 asuntos por cada 1.000 habitantes, y un leve repunte del 1 % en 2014, en tanto que el número de jueces (11,46 por cada 100.000 ciudadanos) es inferior a la media europea.

Debido a esa situación, muchos órganos judiciales soportan "cargas excesivas de trabajo", en especial los juzgados de primera instancia, ha planteado Lesmes.

El acto institucional, celebrado en el Salón de Plenos del Tribunal Supremo, supone la apertura de un año judicial que estará marcado por el juicio por el caso Nóos, que sentará en el banquillo de los acusados a la infanta Cristina junto a Iñaki Urdangarín.

Los juicios por el caso Gürtel y de los "papeles de Bárcenas", junto al del Madrid Arena, también protagonizarán un período en el que continuarán las investigaciones sobre los ERE, sobre la trama Púnica o sobre el exvicepresidente del Gobierno, Rodrigo Rato.