El juez Fernando Andreu ha enviado a prisión a los tres detenidos en Madrid por formar parte de una red yihadista "disponible tanto para cometer atentados terroristas, como para cumplir con un extenso catálogo de actividades complementarias" en favor de la organización terrorista islamista DAESH.

De hecho, dos de ellos, Abdessadek Essalhi y Walid Oudra, "desde el pasado 18 de octubre, habrían aceptado como real una espiral apocalíptica que va a justificar, según ellos mismos manifiestan de forma clara, expresa e inequívoca, la comisión de acciones contra la vida de otras personas", sostiene el juez de la Audiencia Nacional.

Ante estos indicios, el juez decreta en tres autos la prisión incondicional y sin fianza para estos tres detenidos, dos en el poblado chabolista de La Cañada y otro en Vallecas.

A los tres les imputa participación activa en organización terrorista, castigado con penas de entre 6 y 12 años de cárcel; o la realización de actividades de captación o adoctrinamiento para intentar incorporarse a organización terrorista, que conlleva penas de entre 5 y 10 años de cárcel. Figuras delictivas incorporadas en la reciente reforma del Código Penal para combatir el fenómeno yihadista.

Según Andreu, Yassin El Mourabet, presunto cabecilla del grupo, que mantenía contactos con cuatro yihadistas de DAESH, influyó en la radicalización de Essalhi, con el que se reunía bien en sus domicilios, próximos entre sí, bien "en las improvisadas mezquitas que han ido fabricándose" en La Cañada, en la zona de Rivas-Vaciamadrid, donde reside la suegra de Essalhi.

Essalhi, que inicialmente se movía en el entorno de las tres mezquitas del centro de Madrid y era conocido por su integrismo religioso, fue quien captó a Oudra el pasado mayo y antes a un cuarto, Mostafa Dahouti, que vivía en la calle de Embajadores y que se encuentra en paradero desconocido desde que en julio viajó a Marruecos "con la intención de regresar a España".

Según las conversaciones telefónicas interceptadas a los detenidos, Oudra, que en su anterior domicilio en la calle Mantuano, en el barrio de Prosperidad, tenía debajo de su casa un local en el que se reunían otros musulmanes a hacer meditación, y éste le informaba a Essalhi de que "eran infieles peores que los judíos".

Según las investigaciones, se trata de un centro de practicantes de la rama sufí del islam sobre el que Oudra, según le comentó en una llamada a Essalhi, estuvo haciendo vigilancias y siguiendo a los asistentes a la salida.

"La situación personal en la que se encontró Walid tras la ruptura con su pareja sentimental, la pérdida de su puesto de trabajo y la falta total de medios para subsistir provocaron de forma gradual un aislamiento con el mundo que le rodea, que se materializó en largos periodos de tiempo encerrado en el domicilio de la calle Peña Prieta de Madrid", destaca el auto.

Pasa "la mayoría del tiempo encerrado en su domicilio solo sin relacionarse con persona alguna, solo conectado a internet".

De este modo, el grado de radicalización de Oudra llega a ser tal que "comienza a exteriorizar su deseo de liberación espiritual, solamente alcanzable a través de conceptos divinos que desprecian el mundo real e idealizan la muerte y el paraíso que tras ella se halla".

"Su deseo exteriorizado en varias ocasiones pasa necesariamente por el combate y la aniquilación de todas aquellas personas que considera infieles por no cumplir la voluntad divina o ser enemigos del islam", sostiene Andreu.

Durante su proceso de adoctrinamiento, continúa el auto, Oudra y Essalhi habrían fomentado su aislamiento y alejamiento del mundo exterior, el odio acérrimo contra los enemigos del islam y su voluntad de, amparado en la apocaplipsis divina, pasar al combate del lado de los muyahidines.

Al líder de esta red, El Mourabet, el juez le señala como "activador de los medios que la organización terrorista (DAESH) dispone utilizando a los miembros que tiene distribuidos a través de la red mundial de internet".

Destaca que en su perfil de Facebook se ha detectado que mantenía amistad con otros yihadistas, entre ellos Ayoub El Khazzani, detenido en Francia como el presunto autor del atentado perpetrado en un tren entre Amsterdam y París, en el que resultaron heridas dos personas con arma de fuego, hasta que fue reducido por otros pasajeros, entre ellos un militar estadounidense de permiso.

También destaca su relación con un presunto combatiente del Estado Islámico Moha mohe, del que se le han incautado imágenes en la que aparece ataviado como un combatiente en diferentes zonas en las que están teniendo lugar los avances del DAESH.