Los tres bomberos voluntarios españoles que fueron detenidos en Grecia por presunto tráfico de personas, trabajaban con el beneplácito de las autoridades griegas, según señaló a Efe el presidente de la asociación Proem-Aid, Antonio Reina.

Los bomberos Julio Latorre, José Enrique y Manuel Blanco, son voluntarios de esa ONG en Grecia para ayudar en las tareas de rescate y salvamento de refugiados sirios y han pasado la noche en una comisaría de Lesbos a la espera del juicio que tendrá lugar mañana.

Reina señaló que al estar detenidos en dependencias judiciales no pueden "tener contacto con ellos", pero sí con los compañeros que están en la zona y les aportan cualquier artículo que necesiten, como comida o mantas.

"Las autoridades (griegas) tienen conocimiento de lo que nosotros estamos haciendo, saben quiénes somos. Llevamos un mes y medio operando en la zona, trabajando con su beneplácito y de forma conjunta cuando a ellos les ha interesado", aseveró Reina.

La gestión con la embajada española "está siendo positiva", añadió el representante de la ONG: "Nos han dicho que estemos tranquilos, que están trabajando al 200 por cien por nosotros y con nosotros y eso es un mensaje tranquilizador", aseguró.

El presidente de Proem-aid, una ONG ubicada en Sevilla (región sur), lamentó que mientras los bomberos están detenidos, las embarcaciones "siguen llegando" y los refugiados siguen teniendo necesidades y muchos pueden perder la vida.

Los bomberos fueron detenidos después de ser avisados de que una lancha con personas a bordo se aproximaba a la costa, y salieron a su rescate, como vienen haciendo a diario, desde que llegaran a la zona a principios del pasado diciembre.

Los bomberos españoles se encuentran en Grecia dentro del "Proyecto Lesbos", con el que un equipo de profesionales de emergencias viaja a la costa de esta isla griega, a donde cada día arriban embarcaciones repletas de refugiados, para ayudar en las funciones de rescate y salvamento y prevenir los frecuentes naufragios.

Su labor consiste en ayudar al desembarco, ya que la mayor parte de los refugiados mueren en la última etapa de la travesía, muchos no saben nadar, se asustan, se echan al agua y se ahogan.

La isla de Lesbos suele ser la primera parada en Europa, a la que se llega tras un trayecto de unos 14 kilómetros desde las costas turcas y en el que emplean entre tres y cinco horas a bordo de pequeñas embarcaciones.