Doce años después de los atentados islamistas en Madrid, que causaron 191 muertos y 1.600 heridos, España está en alerta ante la amenaza del terrorismo yihadista, que tiene entre sus objetivos a buena parte de Europa, donde ha actuado con mayor intensidad, nuevas metodologías y una gran capacidad de captación.

El pasado 2015 fue el año de la eclosión de la organización terrorista Estado Islámico (EI), pero en España, el 11 de marzo de 2004 se produjo la acción terrorista más sangrienta de Europa, con la explosión de diez bombas en cuatro trenes de cercanías en Madrid.

Estos atentados sorprendieron a las fuerzas de seguridad españolas, centradas hasta entonces en combatir el terrorismo de ETA, y las obligó a girar su atención hacia el terrorismo internacional de origen islamista.

Según datos del Ministerio del Interior, desde los atentados del 11-M, se han detenido en España a 616 personas en 153 operaciones, además de colaborar en 36 arrestos en otros países.

La mayoría de los detenidos estaban relacionados con células de captación y radicalización y algunos, según expertos de la lucha antiterrorista, habrían estado dispuestos para actuar de no ser capturados.

Ya en la cárcel, se les aplica una política específica de vigilancia, para evitar que planeen atentados o realicen labores de adoctrinamiento a otros presos.

Policías posan frente a un cargamento interceptado de uniformes militares que tenían como destino servir a las fuerzas del Daesh, el pasado 3 de marzo. Fuente: EFE

Uno de los objetivos de las fuerzas de seguridad españolas es cortar el flujo de personas que salen del país para integrarse en el EI y combatir en zonas de conflicto como Siria e Irak.

Según fuentes de la lucha antiterrorista, alrededor de 130 combatientes han salido de España con este fin, pues el terrorismo yihadista se ha convertido en un fenómeno global que desde el año pasado azota con intensidad a Europa.

Tras los atentados de 2004 en Madrid y los de Londres de 2005, diez años después se encendieron todas las alarmas cuando el yihadismo mostró en Francia su mayor crueldad y sus nuevas formas y métodos. Los atentados de París del pasado noviembre causaron 130 muertos.

Expertos consultados por Efe reconocen que allí se mostró que el lobo solitario y el atentado "artesanal" daban paso a un terrorismo bastante más organizado y planificado.

Además, está cada vez más asociado a actividades criminales como el tráfico de drogas, el de armas o el expolio de obras de arte.

Uno de los retos, insisten las fuentes, es armonizar las medidas legislativas y operativas en los países de la Unión Europea.

Las fuentes reconocen que en el último año y medio en España se ha intensificado la vigilancia de los focos de captación y radicalización de yihadistas, sobre todo en Internet.

Además, aseguran que las zonas que siguen preocupando son Ceuta y Melilla , ciudades españolas en el norte de África, además de Madrid y Cataluña.

Los dos principales partidos políticos españoles, PP y PSOE, firmaron el pasado año un pacto para luchar contra el terrorismo yihadista, al que posteriormente se sumaron otros grupos.

PP y PSOE firmaron el pacto antiterrorista ante la amenaza yihadista, al que después se unieron otros partidos como C's, UPyD, Unió y PAR. Foto: EFE

Fruto de este acuerdo, se modificó el código penal para redefinir el delito de terrorismo y recoger las nuevas amenazas en este campo.

El terrorismo yihadista se percibe como la principal amenaza para España, según una encuesta del Real Instituto Elcano -un grupo de estudios internacionales y estratégicos-, publicada en enero de este año.