El 25-S, la fecha de las elecciones autonómicas gallegas y vascas, llegó ayer a su consumación sin que las victorias del PP en Galicia y del PNV en el País Vasco, hayan abierto vías claras para desbloquear la situación política. Los partidos tienen cinco semanas para evitar una disolución de las Cortes que conduciría a las temidas terceras elecciones, pero los datos de ayer mantienen la crisis política en unos contornos muy similares a los que tenía el sábado.

En Galicia, la victoria por mayoría absoluta de Alberto Núñez Feijóo aleja de Mariano Rajoylos fantasmas de quienes sostienen que sólo puede resolver la crisis dando un paso atrás y dejando que sea otro candidato popular quien aspire a la investidura. Así pues, con los muebles a salvo, Rajoy insistirá en que es Pedro Sánchez quien debe dar su brazo a torcer, permitiendo con su abstención un Gobierno popular. Los argumentos están claros: en Galicia se ha visto superado en votos por En Marea, con quien empata a escaños, y en el País Vasco ha sufrido una considerable hemorragia que le relega al papel de cuarta fuerza política, por detrás de Podemos.

Mayoría absoluta de Feijóo en Galicia: "Aquí no habrá bloqueos ni líneas rojas"

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En paralelo, los populares vuelven a agitar el señuelo del intercambio de favores con el PNV. El PP le ofrece a Íñigo Urkullu sus nueve escaños vascos, que son precisamente los que separan al lehendakari de la mayoría absoluta. A cambio, el PNV tendría que dar al PP cinco síes en el Congreso que le colocarían en 175 escaños, a uno de la mayoría absoluta.

El problema es que, vistos los resultados de Bildu y Podemos en Euskadi, y teniendo en cuenta el sistema vasco de investidura, Urkullu se basta y sobra para ser reelegido. En cuanto a la posterior tarea de gobierno, los nueve escaños del PSE le hacen tanto juego como los nueve del PP. Así que las ofertas tendrían que tener otro color, el del dinero: rebaja del cupo, inversiones para el puerto de Bilbao y la Y ferroviaria, o las acariciadas competencias en Prisiones.

En el campo socialista, nada hace pensar que los resultados de ayer vayan a mover a Sánchez de su obstinada negativa a investir a Rajoy. En Marea ha superado en 16.000 votos al PSOE, pero ambos empatan a escaños, aunque quedan por dirimir reclamaciones que podrían dar otro diputado a los socialistas.

La cuestión es, con todo, mucho más grave en el País Vasco, donde la mordida de Podemos ha dejado al PSOE al nivel del PP. Se trataba, con todo, de un resultado que, a tenor de los obtenidos en las dos últimas elecciones generales, se daba por descontado.

Pedro Sánchez abandona en silencio la sede de Ferraz

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Pero que Sánchez encuentre argumentos para no moverse no quiere decir que los barones no vayan a leer los resultados de ayer como lo que son: los peores obtenidos por el PSOE en Galicia y el País Vasco. De manera que la semana que hoy se inicia con una Ejecutiva y acabará el sábado con un Comité Federal se anuncia de duras presiones al líder socialista para que se baje del caballo, abandone su idea de formar un Gobierno alternativo con C´s y Podemos y deje gobernar a Rajoy. Máxime cuando en la negociación de ese improbable Gobierno se encontrará con un Iglesias crecido. Aunque su "sorpasso" gallego haya sido un "sorpasiño" y aunque su pelea en Euskadi hace tiempo que no se libra con el PSOE sino con Bildu.

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