El Rey Felipe VI y el presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, marcaron hoy el camino de la senda común que deben seguir las relaciones bilaterales entre España y Portugal, determinadas por una visión conjunta de futuro, basada según el monarca español en el respeto, la esperanza y el optimismo.

Ambos jefes de Estado se pronunciaron a favor de la continuidad y el refuerzo de unos lazos considerados excelentes a todos los niveles durante la primera jornada de la visita de Estado de los Reyes de España a Portugal, desarrollada en Oporto y Guimaraes y que en los dos próximos días continuará en Lisboa.

En una cena de gala en honor de Felipe VI y la Reina Letizia celebrada en el Palacio de los Duques de Bragança de Guimaraes, los discursos de los brindis sirvieron para hacer patente la determinación de Portugal y España por afrontar juntos el futuro.

Así, el Rey ubrayó el valor de una "relación especial e intensa" que se corresponde con dos sociedades "que se respetan, se quieren y miran al futuro con esperanza", y abogó por desarrollar estos estrechos vínculos siempre de manera optimista.

Además, aludió a los puentes de la vocación "mediterránea, europea, atlántica, africana y asiática" de Portugal y aseguró que "España se reconoce también en esas longitudes y latitudes y por ello concuerda con Portugal en dimensiones clave de la vida internacional".

Marcelo Rebelo de Sousa dijo que la visita de los Reyes demuestra "una amistad y una fraternidad cimentada por los siglos, superando divergencias, discordias o enfrentamientos del pasado" y afirmó que como "Estados hermanados en su riquísima diversidad interna", quieren ser "puentes entre Europa y todos los demás continentes".

Y aunque ratificó las ya "excelentes" relaciones bilaterales a todos los niveles, abogó por impulsarlas: "Queremos más y mejor", enfatizó ante 150 representantes de las principales instituciones lusas, de la economía, la sociedad y la cultura portuguesa.

Entre los invitados también había españoles residentes en Portugal, como el guardameta del Oporto Iker Casillas, que junto a su esposa Sara Carbonero despertó gran expectación a su llegada al palacio construido en el siglo XV donde se ofreció el banquete.

La cena de gala culminó una jornada que había arrancado por la mañana en Oporto, con un solemne y vistoso recibimiento en la Plaza de la Libertad, ante el Ayuntamiento, que incluyó la escolta a los Reyes españoles de un escuadrón a caballo de la Guardia Republicana.

Tras recibir la Llave de la Ciudad de manos del alcalde Rui Moreira, Felipe VI se confesó impresionado por la transformación experimentada por Oporto en los últimos años.

También aludió al papel "clave" que el río Duero da a la cooperación transfronteriza, "que es creciente y ha transformado la relación entre las amplias regiones limítrofes de nuestros dos países de una manera muy sustancial", enfatizó.

El alcalde Moreira consideró que las relaciones entre España y Portugal son "familiares", más que de vecindad, y como gesto combinó en su discurso el portugués y el español, algo que también hizo el Rey Felipe e igualmente el presidente en la cena nocturna.

Al acto en el Ayuntamiento siguió una visita al Museo Serralves, siempre acompañados de su anfitrión, Marcelo Rebelo de Sousa.

Allí los Reyes de España contemplaron una exposición sobre el artista catalán Joan Miró, de cuya obra Felipe VI había dicho que esperaba que sirviera "para hacer aún más fuertes los lazos que unen a ambos países, para traer también nuestra mirada y sentimiento mediterráneos a este baluarte y gran puerto atlántico de Portugal".

Tras un almuerzo privado con el presidente de la República, Felipe de Borbón y su esposa se desplazaron por la tarde a Guimaraes para la cena, celebrada en un enclave de gran valor simbólico porque está considerado la cuna de la nación portuguesa.

El programa de este martes proseguirá en Oporto con una visita a la Universidad y un almuerzo con el alcalde y empresarios en el Palacio de la Bolsa; continuará por la tarde, ya en Lisboa, en el Ayuntamiento de la capital.

Se trata del tercer viaje de Estado del reinado de Felipe VI tras el que realizó junto a la Reina Letizia a Francia y México, y el primero con el nuevo Gobierno; de hecho, el nuevo ministro español de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, les acompaña por vez primera fuera de España.