El extesorero de CDC Daniel Osàcar ha tildado hoy de mera "elucubración" la tesis de la Fiscalía de que cobró comisiones de la constructora Ferrovial y, tras proclamarse "honesto, íntegro y honrado", ha lamentado: "¿cómo puede alguien imaginar que yo haya podido participar en el saqueo del Palau?".

En su derecho al uso de la última palabra en el juicio por el saqueo del Palau de la Música, que hoy queda visto para sentencia, Osàcar ha blandido sus creencias religiosas -"soy creyente, católico practicante y hombre de iglesia que sigue el camino del Evangelio"- y se ha jactado de que podría haber llevado a la vista a 80 testigos "no militantes de Convergència" que habrían acreditado que no es "corrupto, ni ladrón, ni delincuente".

Mientras los exresponsables del Palau de la Música Fèlix Millet y Jordi Montull han declinado dirigirse ante el tribunal en su último turno de palabra, la exdirectora financiera Gemma Montull ha intervenido para denunciar los "insultos" y el desprecio social del que cree ha sido víctima durante los ocho años del proceso, hasta el punto de acudir a los Mossos a denunciar alguno de esos episodios.

En un discurso trufado de alusiones a la Biblia, el tesorero de CDC ha confesado su amor a la música y al propio Palau, al que ha definido como "cuna y faro de referencia de la musicalidad, la cultura y la catalanidad".

Osàcar ha recordado que desde que era un adolescente hasta ahora, a sus 81 años, ha estado vinculado al Palau y formado parte de varias corales con las que recientemente ha participado en "conciertos del más alto nivel".

"Son cosas que me han marcado, el Palau ha sido siempre para mí una referencia estimada. Siempre lo he llevado en el corazón", ha insistido el extesorero de CDC, que ha expresado su indignación preguntándose: "¿cómo pueden imaginar que yo haya podido participar en el saqueo del Palau?".

Osàcar, que se ha quejado de que a sus casi 82 años se haya tenido que ver por primera vez "gravemente acusado" ante un tribunal de justicia, ha reivindicado que su papel en la presunta trama corrupta ha sido "muy secundario" y ha criticado que no haya tenido ocasión de defenderse suficientemente porque el fiscal acortó su interrogatorio, "quizá porque no iba por donde él quería".

"El fiscal optó por el monólogo de la acusación final y me silenció", ha reiterado Osàcar, que ha reprochado al ministerio público que haya intentado "tozudamente" involucrarle en el caso preguntando a todos los testigos si le conocían, "con resultados muy negativos para él".

En su opinión, la acusación del fiscal Emilio Sánchez Ulled "no es más que una elucubración. No es una prueba decir que parece que si aquél hacía alguna cosa, pues yo lo he seguido haciendo", ha precisado, en referencia a la tesis del fiscal de que Osàcar sucedió a Torrent, tras su fallecimiento, en la función de cobrar del Palau las presuntas comisiones ilícitas de Ferrovial.

"Pido que no se me juzgue por narraciones más o menos brillantes, pero tendenciosas y desenfocadas de la realidad, sino por pruebas fehacientes", ha remachado el extesorero de CDC, que se ha presentado ante el tribunal como un "hombre de bien, sencillo y humilde, que ha dedicado muchas horas de su tiempo a ayudar a los demás en el ámbito social, educativo, político y moral".

Las últimas palabras de Gemma Montull, por su parte, se han centrado en relatar a la sala lo que tanto ella como sus padres han "sufrido" desde que en 2009 estalló el escándalo del Palau, lo que asegura le ha obligado a cambiar de domicilio en dos ocasiones y a soportar pintadas en su casa en una situación que ha definido como "insostenible".

Según Gemma Montull, en 2016 tuvo que dejar la tienda que había abierto "para hacer algo ya que en la sociedad no se puede", un establecimiento que asegura fue denigrado con "escupitajos" y "gente haciendo sus necesidades" y donde entraban personas a advertirle: "Yo de ti cerraría, estás socialmente muerta".

"Como guinda del pastel", Montull ha explicado que, una vez el juicio ya se había iniciado el pasado mes de marzo, un cliente de un bar le insultó y gritó "ladrona", al tiempo que le impedía acercarse a la puerta de salida, lo que motivó que acudiera a presentar una denuncia ante los Mossos, que le indicaron que en todo caso interpusiera una demanda civil en los juzgados.