La Policía Nacional, en colaboración con Ameripol e Interpol, ha asestado un nuevo golpe a las redes de distribución de pornografía infantil a través de WhatsApp, en una operación en 15 países que se ha saldado con 50 detenciones, once de ellas en España, entre ellos un multirreincidente y un menor.

Este último, detenido en Sevilla, era el administrador de uno de los chat en el que se distribuían imágenes de menores y que originó esta nueva investigación, en tanto que el reincidente es un vecino de Tarragona que ha sido arrestado otras tres veces, dos por los mismos hechos y una tercera por abusos sexuales, según informa la Dirección General de la Policía.

Las otras nueve detenciones en España se han realizado en la Comunidad de Madrid (1), Cataluña (2), Andalucía (2), Castilla-La Mancha (1), Galicia (1), Comunidad Valenciana (1), Canarias (1).

Fuera de España, han sido detenidas otras 39 personas: siete en Colombia, siete en Bolivia, tres en Brasil, cuatro en Chile, tres en Costa Rica, dos en República Dominicana, dos en Guatemala, una en Italia, dos en México, una en Nicaragua, una en Panamá, dos en Paraguay, dos en Uruguay y dos en Venezuela.

Las investigaciones se iniciaron cuando los ciberagentes españoles hallaron en la denominada 'internet profunda' un enlace a la aplicación de telefonía WhatsApp que les condujo hasta un chat en el que pedófilos de varios países de habla hispana intercambiaban pornografía infantil.

Entre los archivos distribuidos en estos grupos hay material "inédito", es decir, imágenes que hasta el momento no han circulado por foros de pedófilos, por lo que los agentes están analizando su contenido para averiguar la identidad de las víctimas y los autores.

Los investigadores ya han determinado que uno de los dos detenidos en Uruguay abusaba de sus dos hijas, de 6 y 15 años, y después compartía imágenes de los abusos con otros pedófilos, mientras que el arrestado en Panamá es un activo ciberacosador que, tras hacerse pasar por menor, contactaba con niñas y conseguía que le enviaran fotos íntimas para coaccionarlas con su distribución.

La Policía destaca que algunos de los detenidos han alegado que su objetivo era infiltrarse en redes pedófilas con el fin de descubrir a sus miembros, algo ilegal, pues toda descarga voluntaria de pornografía infantil es delito y sólo los agentes están habilitados para visualizar y analizar este tipo de archivos.