Un comando de operaciones especiales recuperaba, hará mañana quince años, el islote de Perejil tras ser invadido durante seis días por gendarmes marroquíes, en una acción que desencadenó una de las mayores crisis diplomáticas de la historia entre España y Marruecos.

Una acción militar ejecutada el 17 de julio de 2002, "al alba y con viento de levante", y que acabó con la izada de la bandera de España que ponía fin a la invasión de este islote protagonizada el 11 de julio de 2002 por gendarmes marroquíes, lo que provocó un problema diplomático que el Gobierno de José María Aznar zanjó seis días después.

Transcurridos quince años, Perejil hoy está deshabitado, ningún militar se encuentra allí destacado y tampoco es objeto de vigilancia especial por parte de las Fuerzas Armadas, han declarado a Efe fuentes militares.

Sin embargo, patrulleras de la Guardia Civil y de la Armada vigilan con discreción esa zona dentro de sus dispositivos de lucha contra la inmigración ilegal y el tráfico de drogas.

Perejil, situado a unos de diez kilómetros de Ceuta y a unos 200 metros de la costa marroquí, fue ocupado el 11 de julio de 2002 por varios gendarmes marroquíes en una acción justificada por Rabat como parte de su estrategia en "la lucha contra la inmigración clandestina y el terrorismo".

Al día siguiente de la ocupación, la OTAN consideró el asunto puramente bilateral y la Comisión Europea expresó su "gran preocupación".

El Gobierno español envió tres navíos a las costas de Ceuta y Melilla para "dar confianza a sus residentes", mientras la Presidencia danesa de la UE expresó su "plena solidaridad a España" y urgió a Marruecos a "retirar sus fuerzas".

Sin embargo, Marruecos mantenía su decisión de no retirar a sus tropas por considerar que esta acción se enmarcaba en el ejercicio de su soberanía sobre su territorio nacional.

El Gobierno español consideró el día 16 agotada la negociación diplomática para retornar a la situación anterior, llamó a consultas al embajador en Rabat y decidió ejecutar la operación de desalojo de los seis militares marroquíes que ocupaban el islote.

El día 17, un comando de Operaciones Especiales del Ejército de Tierra, a bordo de dos helicópteros, aterrizó en el islote, detuvo a los militares marroquíes, que fueron entregados a las autoridades de Marruecos, e izó la bandera de España.

La intervención se hizo "al alba" y "con viento de levante de 35 nudos", como relató en el Congreso el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo.

La acción militar comenzó a las 06:17 horas, cuando 25 soldados de Operaciones Especiales, apoyados por otros tres de la Armada, pusieron en marcha la operación bautizada como "Romeo Sierra".

Sin disparar, neutralizaron a los seis gendarmes que se entregaron uno tras otro ante la evidente superioridad de los militares españoles.

El día 20, España y Marruecos alcanzaron un acuerdo que supuso la vuelta al "statu quo" anterior al mes de julio.

Dos días después, la visita de la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, a Marruecos puso temporalmente fin a la crisis abierta entre Rabat y Madrid por este islote, de dominio español desde el siglo XVII.

Finalmente el 30 de enero de 2003 España y Marruecos sellaron la reconciliación diplomática definitiva con el regreso de sus respectivos embajadores.

Así se cerró la etapa más difícil en las relaciones entre ambos países, llena de tensiones durante quince meses.

Los problemas entre Madrid y Rabat obligaron a intervenir, a petición marroquí, al secretario de Estado de EEUU, Colin Powell, quien finalmente actuó de fedatario del acuerdo entre España y Marruecos por el que Perejil volvía a una soberanía que, además, no constaba que el reino alauí discutiera.

En esta crisis hubo un protagonista militar en la sombra: el general Alfonso Pardo de Santayana, entonces jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME), fallecido hace dos años.

El Ejército destaca su papel activo en la toma de decisiones en la crisis y recuerda que no dudó cuando hubo que recuperar el islote de Perejil en unos difíciles días de julio de 2002.