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Entrevista

Pedro Horrach: "En Nóos se deformó la realidad de un modo que no habría podido imaginar"

«Me han llamado perro del gobierno, monárquico, rojo y facha, cuando no directamente corrupto»

P ¿Por qué decidió abrir despacho como abogado?

R Necesitaba un cambio de ciclo. Llevaba 26 años en la Fiscalía, los últimos doce, que fueron excesivamente intensos, en Anticorrupción, con presión mediática permanente. Necesitaba abandonar la vida pública y pasar al ámbito privado, también para desarrollar proyectos personales.

P ¿Había estado antes en esta orilla?

No, siempre he sido fiscal. Solo desde mayo ejerzo como abogado.

P ¿Y cómo lo ve?

R La perspectiva es totalmente distinta aunque el trabajo es el mismo. Cuesta, lleva un pequeño tiempo de adaptación que estoy superando.

P ¿Nunca despierta pensando que continúa siendo fiscal?

R (Risas) No. Me ha ido bien ejercer ahora la abogacía porque me ha obligado a centrarme tanto en los asuntos, que he conseguido olvidarme de la etapa anterior, excesivamente intensa y dura en el aspecto profesional y personal.

P ¿Se sintió más héroe que villano cuando las críticas hacia su persona se repartían entre buenas y malas?

R Hay casos como Nóos, que tienen repercusión nacional, pero otros solo la tienen local y estos eran los que más me afectaban porque al fin y al cabo tus paisanos leen la prensa local y no la nacional. A mí me han llamado perro del gobierno cuando estaba el PSOE en el poder, monárquico, pasando por la etiqueta de rojo y la de facha, cuando no me han llamado en muchas ocasiones directamente corrupto. Es verdad que en la primera fase en la Fiscalía Anticorrupción recibimos el apoyo mediático. Pienso que la prensa es uno de los elementos básicos si se quiere tener éxito en la lucha contra la corrupción.

P ¿Se acostumbra uno?

R Te vas acostumbrando a que te llamen mamporrero o perro del gobierno, pero cuando es tan permanente en el tiempo durante doce años sí tienes la necesidad de desaparecer y cambiar de ciclo.

P En el caso de un partido político entiendo el alcance de la reacción, ¿pero qué ocurre cuando el objeto de la investigación toca la Corona?

R No teníamos conciencia inicialmente. Llevábamos más de cuarenta operaciones básicamente respecto al PP y Unión Mallorquina. Nóos era un caso más. Fue después, cuando apareció la figura de Urdangarin, cuando se produjo el desbordamiento y empezaron los juicios paralelos en los medios de comunicación. No solo artículos de opinión, sino programas de televisión y al final acabó deformándose la realidad de la investigación y de las personas que eran objeto de ella.

P ¿Resulta raro escuchar tantas opiniones para quien debe tener todo documentado?

R Me parecía irreal lo que estaba ocurriendo. Al principio no acababa de entender la atención mediática centrada en este tema por el morbo que causaba la presencia de Iñaki Urdangarin o la infanta Cristina. Se deformó la realidad de un modo que no habría podido imaginar. Además, se utilizaba el asunto como arma arrojadiza política. Fíjese, lo primero que hizo el partido que gobernaba en aquel momento en Palma de Mallorca fue quitar la placa de la rambla de los Duques de Palma.

P ¿Cómo definiría lo ocurrido aquellos días?

R Como una época pasada y a la espera de la sentencia del Tribunal Supremo. Espero que no se vuelva a repetir un caso similare, que ha puesto también en entredicho el papel de los medios de comunicación. Siempre los he defendido a pesar de las críticas, porque nos dieron cobertura en muchas investigaciones. Eso cuando no han sido ellos los que han impulsado algunas de esas investigaciones. Hemos empezado algunas a raíz de artículos periodísticos. Desde ese punto de vista la prensa es necesaria, es un arma muy poderosa para poder tener transparencia y para exigir y obtener de la Administración la mayor transparencia.

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