Cataluña afronta sus elecciones más decisivas, marcadas por la fallida declaración unilateral de independencia impulsada por el Govern de Carles Puigdemont y la aplicación posterior por parte del Gobierno del artículo 155 de la Constitución, hechos inéditos en la democracia española.

Si bien sobre el papel son unas elecciones catalanas más -aunque las cuartas en sólo siete años-, los acontecimientos de los últimos años y, sobre todo, de los meses recientes, hacen de los comicios del 21 de diciembre una cita en que estará en juego mucho más que el gobierno de la Generalitat, con derivadas también en el tablero estatal.

Unas elecciones, un carácter que radica ya en el hecho de que fueron convocadas no por el presidente de la Generalitat, como es habitual, sino por el presidente del Gobierno, en aplicación de las medidas derivadas del artículo 155 de la Constitución.

Las formaciones políticas medirán en estos comicios la reacción de los catalanes al artículo 155 de la Constitución, y la fuerza del independentismo tras la declaración unilateral de independencia, frente a los constitucionalistas, que quieren acabar con el proceso.

Las horas previas al inicio oficial de la campaña pasan con la incógnita de si los candidatos encarcelados serán liberados por el juez del Tribunal Supremo (TS), que decide este mismo lunes.

El bloque soberanista

ERC sale como principal favorita según las encuestas y, con Oriol Junqueras al frente, tiene el reto de volver a ilusionar al independentismo con su propuesta, una vez constatado que la vía unilateral no permitió materializar la independencia y desembocó en la suspensión de 40 años de autogobierno.

El PDeCAT no participa como tal en estos comicios y ha cedido sus derechos electorales y algunos miembros a la lista JuntsxCat, una candidatura con numerosos independientes liderada por el presidente de la Generalitat cesado, Carles Puigdemont, que ha pedido derrotar "al tripartito del 155", en alusión a PSC, PP y Cs.

JuntsxCat y ERC salen con una misma misión y proyecto pero les separa algo fundamental: los primeros quieren que Puigdemont sea restituido como presidente si gana cualquier fuerza soberanista; los segundos aseguran que devolverán la legitimidad al presidente cesado, pero no aclaran cómo lo harán --sobre todo, si quieren investir en el Parlament a un candidato de su lista--.

La CUP parte con una candidatura liderada por Carles Rieray de nuevo muy renovada, ya que la mayoría de sus diputados no repiten a causa de las normas internas de la formación, y será la única candidatura soberanista que apostará por retomar "la vía unilateral" sin matices hacia la independencia, ya que consideran que es la única manera de lograrla.

Bloque constitucionalista

En el bloque de los partidos no independentistas, la candidata Inés Arrimadas tiene el reto de situar a Cs de nuevo como la fuerza constitucionalista más votada, para convencer luego a PSC y PP de recibir sus votos para investirla presidenta y acabar con el proceso independentista.

El PSC se presenta con la misma ambición: tras años de caídas electorales, es la primera vez en tiempo que las encuestas les auguran un crecimiento, que confían en que valga para que Miquel Iceta pueda presidir la Generalitat y aplicar su agenda: mejorar la financiación e impulsar la reforma constitucional.

El PP buscará, por segunda vez con Xavier García Albiol al frente, mejorar su posición en el Parlament, donde actualmente es la penúltima fuerza política con 11 escaños, para convertirse así en decisivo al impulsar un Govern constitucionalista, y son muchos los líderes estatales que se han volcado en la precampaña.

Los 'comuns'

Los 'comuns', con Xavier Domènech de candidato, quieren rentabilizar el hecho de ser el único partido que no forma parte de ninguno de los dos bloques: repudian tanto el 155 como la independencia unilateral, y para lograrlo contarán con la colaboración de la alcaldesa Ada Colau, que en las elecciones de 2015 no participó en ningún mitin de SíQueEsPot.

La campaña catalana volverá a centrar la atención del resto del Estado y se espera la presencia de numerosos líderes, como el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez; el de Podemos, Pablo Iglesias, y el de Cs, Albert Rivera, entre otros.

Parlament fragmentado

Todos los sondeos auguran que ningún partido obtendrá los 68 diputados que dan la mayoría absoluta, por lo que, tras el 21 de diciembre, probablemente se negociará a múltiples bandas para lograr formar un Ejecutivo con una mayoría relativamente estable que les respalde en el Parlament.

La ley catalana de la Presidencia de la Generalitat fija plazos que dan unos tres meses para investir a un presidente, por lo que los partidos tendrán aproximadamente hasta abril para encontrar a un candidato que consiga los apoyos; si no lo logran, deberían repetirse los comicios, algo que ya estuvo a punto de pasar en las últimas elecciones catalanas, de 2015.

En aquellos comicios, Junts pel Sí consiguió un total de 62 escaños, Cs 25, el PSC 16, Catalunya Sí que es Pot 11, el PP otros 11 y la CUP 10 diputados.