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Lanzarote, el Marte europeo

La Agencia Espacial Europea elige la isla canaria para sus ensayos de cara a una posible misión al Planeta Rojo

Lanzarote, el Marte europeo

Un minirrobot, un dron, herramientas utilizadas en la Luna o láseres para cartografía en 3D, entre otros equipos, han sido utilizados en los paisajes de lava de Lanzarote por astronautas y técnicos de la Agencia Espacial Europea (ESA) para futuras misiones a la Luna y Marte. Esta combinación por tierra y aire forma parte de la campaña de pruebas que ha aunado geología, equipos topográficos avanzados y exploración espacial del proyecto Pangaea-X, que ha movilizado en las últimas dos semanas a 50 personas, cuatro agencias espaciales y 18 organizaciones y universidades europeas.

Los responsables del proyecto Pangaea-X barajan la posibilidad de habilitar una base en la isla para ensayar en aislamiento cómo responderían sus astronautas a un viaje de año y medio a Marte sin posibilidad de ayuda externa. La idea no es nueva: la NASA lleva ya años utilizando los parajes extremos del volcán de Mauna Loa, en Hawai, para someter a confinamientos de meses a equipos de astronautas sin más relación con el exterior que la que tendrían con la Tierra si estuvieran en el Planeta Rojo. La instructora de astronautas de la ESA Loredana Bessone le viene dando vueltas hace tiempo a la opción de recrear una experiencia similar en un tubo volcánico de Lanzarote, al ser posible en el de La Corona, uno de los más espectaculares del mundo, una cueva de 6 kilómetros de longitud formada por una erupción hace 21.000 años. «Aún no lo hemos planteado, pero lo tengo en la cabeza. Podría ser muy útil si pudiera colocar un hábitat a la entrada de la cueva», indica.

Segundo año

Por segundo año consecutivo, la ESA ha desplazado a Lanzarote a un equipo de astronautas, científicos y jefes de misión para probar directamente sobre sus coladas de lava cómo sería recoger muestras geológicas y analizarlas sobre el terreno si estuvieran en la Luna o Marte. A ello se han dedicado los astronautas Samantha Cristoforetti y Mathias Maurer, bajo la supervisión de Pedro Duque, del geólogo Francesco Mauro y del especialista en trajes espaciales Hervé Stevenin. El suyo ha sido un trabajo peculiar, que combinaba útiles del siglo XXI (las tabletas que emplean para tomar fotos y datos y enviarlas al control de misión), con herramientas diseñadas hace nada menos que 50 años: bastones articulados como los que utilizaron las misiones Apolo para recoger piedras y muestras en la Luna.

Este programa de la ESA tiene muy presentes los tubos volcánicos. El geólogo italiano Francesco Sauro, elegido en 2016 por la revista Time como uno de los «líderes de la próxima generación» explica el motivo: probablemente no habrá mejor refugio en Marte para proteger a los astronautas de las radiaciones que un tubo volcánico. «Sería un sitio perfecto para hospedar a los astronautas. Además, si alguna vez hubo vida en Marte, quizás se haya conservado bajo el terreno, en las cuevas y tubos volcánicos», detalla Sauro.

Los tubos de lava están atrayendo el interés de los científicos debido a su importancia como objetivos astrobiológicos en la Tierra y Marte. Estudiando estos entornos subterráneos y los microorganismos que viven en los minerales de las rocas volcánicas se pueden comprender mejor los orígenes de la vida en la Tierra y posiblemente en otros planetas. «Las pruebas en un entorno real con tantas analogías geológicas de la Luna y Marte nos permitirán aprender mucho más que con cualquier posible simulación artificial», añade Sauro, director científico del programa. Hay mucho que probar, desde los paseos espaciales en zonas difíciles hasta las comunicaciones bajo tierra.

Vida en el subsuelo

De hecho, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial ha elegido el tubo volcánico del Volcán de la Corona en Haría (de unos seis kilómetros y del que forman parte la Cueva de los Verdes y los Jameos del Agua) para descubrir nuevas especies de líquenes que podrían ser similares a los que los astronautas se encontrarían en las cuevas volcánicas del planeta Marte. El proyecto Sublimas pretende investigar la colonización de líquenes en las áreas análogas a Marte en Lanzarote. Entre sus objetivos se encuentran la identificación de nuevas especies de líquenes para probar la límites de supervivencia en el espacio y evaluar la resistencia según los distintos sistemas de soporte espacial (Marte, bases lunares y misiones espaciales).

Según el Instituto, los resultados del experimento tienen enormes implicaciones para las misiones robóticas en curso que buscan evidencia de la vida en Marte. «Primero, confirman que tales misiones harían bien en centrarse en la búsqueda de una posible vida marciana dentro de los microambientes del subsuelo o dentro de las rocas protegidas de la radiación superficial. Segundo, dan esperanza a la idea de que la vida marciana, si es similar a la vida de la Tierra, podría haber sobrevivido hasta hoy en las cuevas volcánicas del Planeta Rojo». Por lo tanto, la identificación y análisis de las especies de líquenes que han colonizado el tubo de lava La Corona, es fundamental para las futuras exploraciones espaciales .

En la ESA están convencidos de que antes de lo que se piensa, el hombre podría estar listo para viajar a Marte, previo paso por la Luna, que, a juicio de Maurer, tiene todas las papeletas para convertirse en «la gasolinera» de los viajes espaciales. Maurer se atreve a ponerle una fecha: su apuesta es que el hombre viajará a Marte a partir de 2030. Eso sí, los astronautas tendrán que afrontar el reto de un viaje que puede durar de 500 a 1.000 días (ida y vuelta), sin posibilidad de ayuda y a un planeta del que solo se puede regresar cada dos años (cuando su órbita se acerca a la de la Tierra).

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