OTR Press, Madrid

Los procesados fueron condenados a un total de 173 años de cárcel, una pena muy inferior de los 455 años que pedía la Fiscalía. Una notable reducción que tiene su explicación en el hecho de que el tribunal absolviera a todos los procesados del delito de conspiración para atentar contra la Audiencia Nacional. La mayoría de los condenados, 18 de los 20, han sido sentenciados como culpables del delito de pertenencia a organización terrorista, y los otros dos por colaboración con banda terrorista.

El presidente Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Alfonso Guevara, leyó la sentencia en la que se absuelve a los 30 procesados del principal delito que se les imputaba, el de planear atentar contra la Audiencia Nacional. El Tribunal dice no haber encontrado pruebas suficientes para condenarles por este delito pese a que la propia sentencia señala que "ha quedado acreditado" que el líder de la banda, Mohamed Achraf, había concebido la idea atentar con un camión cargado de 500 kilos de explosivos contra la Audiencia "como lugar emblemático de la lucha contra el terrorismo" y que llegó a compartir la idea con otro de los procesados.

Un plan individual

"Pero -matiza la sentencia- ello en modo alguno constituye sino un plan individual sin desarrollar y que no determinó el efectivo concierto de voluntades para su efectiva ejecución", por lo que deben ser absueltos de este delito. En la práctica, esto ha supuesto que la pena a la que han sido condenados los 20 de los 30 procesados considerados culpables haya quedado significativamente reducida.

La pena más alta ha sido para el cabecilla, Achraf, para el que el fiscal pedía 43 años de prisión y que finalmente ha sido condenado a 14 años por crear células terroristas desde la cárcel. La sentencia apunta que Achraf "se alzó en la cárcel de Topas (Salamanca) como líder-emir de un grupo de presos a los que adoctrinó en la yihad salafista para realizar la ýguerra santaý mediante ataques violentos contra los bienes o la vida con el objeto de imponer la ley universal islámica".

La Audiencia Nacional también señala que fueron los traslados de presos de un centro a otro los que hicieron que la célula islamista se extendiera por varias cárceles de España, concretamente en Málaga, Almería y Valencia. Así el cabecilla se relacionaba mediante cartas con el resto de células para su "adoctrinamiento en el salafismo yihadista y del frente islámico mundial de Osama Ben Laden con una visión global de la guerra santa".