¿Qué es el voto en blanco? ¿A quién beneficia? Estas son algunas preguntas que se plantean los millones de ciudadanos llamados a las urnas para elegir a sus representantes.

El voto en blanco es el que se hace de forma activa, es decir, se acude al colegio electoral a votar, pero el sobre está vacío. Se entiende que quien vota en blanco lo hace porque aunque está de acuerdo con el sistema electoral, no le satisface ninguna de las opciones disponibles.

Este tipo de voto se considera válido, por lo que se suma a los obtenidos por las diferentes candidaturas para hacer el reparto de escaños.

Aquí entra el juego la ley D'Hondt, el sistema de cálculo proporcional utilizado en el sistema electoral español. En cada circunscripción se excluye primero a las candidaturas que no hayan obtenido, al menos, el 3% de los votos válidos emitidos, por lo que al incluir los votos en blanco una candidatura necesita más votos para lograr escaño.

Un ejemplo: en una circunscripción en la que ha habido 1.000 votos a candidaturas, 200 en blanco y 50 nulos, teniendo en cuenta sólo los votos a candidaturas un partido necesitaría 30 votos (el 3%) para conseguir un escaño, mientras que al tener en cuenta los sufragios en blanco requeriría 36 (el 3% de 1.200). Por eso se dice que beneficia a los grandes partidos.

¿Qué pasaría si en unas elecciones ganara el voto en blanco? Nada, ganaría el partido que más votos válidos hubiera obtenido.