La española Mireia Belmonte, que ha conseguido la plata en los 200 mariposa, la primera medalla del equipo español en Londres, ha dicho que esta medalla no es sólo suya, sino de todos los que han estado a su lado, por lo que la tendrá que repartir "en mil pedacitos".

Visiblemente emocionada, la badalonesa no se creía que había ganado la medalla. Consiguió la plata con 2:05.25, sólo superada por la china Liuyang Jiao, quien batió el récord olímpico con 2:04.06.

"No me lo creo todavía. He nadado como un tiro, muy bien, muy confiada, lo he dado todo en los últimos 50 metros y lo he conseguido", ha dicho.

La española cree que después de este éxito "vale la pena todo" y ha agradecido a su familia, a su entrenador, a su psicólogo y a los compañeros de club la ayuda prestada.

"Por eso, esta medalla no es solo mía, sino de toda la gente que ha estado conmigo. La tengo que repartir en mil pedacitos para dársela a todo el mundo", ha insistido.

Después de la carrera, Mireia Belmonte ha hablado por teléfono con sus padres, que se encuentran en Badalona, y ha admitido que no podía casi hablar. "Mi madre y yo estábamos durante toda la llamada", ha explicado.

La nadadora, que todavía tiene pendiente su participación en los 800, ha admitido que antes de venir a los Juegos no hubiera apostado por conseguir una medalla en esta prueba.

"Antes de nadar estaba como un flan, pero me sentía bien, estaba nerviosa pero con nervios buenos. ¿Celebrarlo? Hasta el día 3, si me meto en la final de 800, no puedo celebrar nada", ha dicho.

Pensaba que iba a ser muy complicado, pero siempre ha confiado en el trabajo que le ha marcado Frédéric Vergnoux, quien desde que se hizo cargo de su carrera había dicho que la española "no tenía límites".

"Siempre he pensado que si he entrenado bien, algo tendrá que salir tarde o temprano. Nadar cada día me ha beneficiado. He entrado bien en la competición estos días, he cogido experiencia y me he ido quitando la presión de nadar en una piscina tan grande, eso era importante", ha dicho.

Nada más llegar, lo primero que ha hecho ha sido mirar la luz del podio, que marca las tres primeras clasificadas en cada carrera. "Cuando la he visto iluminada, he sentido un cúmulo de emociones", ha explicado.

En la carrera, Belmonte ha dicho que se fijaría en las dos nadadoras chinas (Liuyang Jiao y Zige Liu), pero que en la mariposa las referencias no se tienen. "Sólo en los virajes", ha dicho.

"Sabía que había pasado primera por el último viraje (por 36 centésimas), he intentado apretar, pero he visto a la china al lado y no he podido más", ha explicado Belmonte, quien ha comentado que no tenía ninguna táctica: "Sólo ir para adelante, no tener miedo y tener mucha confianza en mí misma".

La nadadora española ha tenido un recuerdo para la anterior y hasta hoy única medalla femenina en natación es de Nina Jivanevskaia, nacida en Moscú, un bronce en los 100 espalda de los Juegos Olímpicos de Sydney 2000.

"Nina ha sido mi madre en la natación. Hablé con ella antes de llegar aquí. Para mí es un honor compartir el medallero con ella", ha dicho.

Belmonte, más relajada, luciendo corte de pelo desde ayer, parece haberse quitado un peso de encima con esta medalla. "Nunca he tenido dudas. Llegué a Londres sabiendo que había puesto toda la carne en el asador y por eso estaba muy tranquila", ha insistido.