Hay un momento en la historia del ser humano en el que Sam Cooke escucha el "Blowing in the wind" de Bob Dylan. !Alabado sea el Señor por ese momento¡ Parece ser que a Cooke le jodió sobremanera que la mejor canción sobre los derechos civiles que había escuchado en la vida, no la cantase un negro. "Cuántos caminos tiene que andar un hombre antes de que le llamen hombre". Esa frase en concreto dejó a Sam hecho polvo. Maldita sea, Bod Dylan era blanco, judío (no vamos aquí a descubrirles a ustedes lo bien que musicalmente se han llevado los judios y los negros) pero blanco. Sam, en cambio, era negro, y su gente aún sufría el desprecio de muchos de sus compatriotas mientras que él había logrado un éxito interracial a fuerza de canciones maravillosas pero amables, pop para cualquier color y sin un ápice de mala leche. Aquello debió ser por el año 1963, el mismo año en el que Sam y unos amigos fueron expulsados por montar una fiesta en un Holiday Inn de Los Ángeles. Cuando se negó marcharse y la cosa se puso fea con los macarras del hotel, Bárbara, su mujer, le dijo: "Sam, lo mejor es que nos vayamos de aquí. Nos van a matar". "No nos va a matar nadie, querida. Yo soy Sam Cooke". "No - le replicó la mujer - Para ellos tu eres otro puto? Ya sabes". Sí, aquella noche nadie mató a Sam Cooke (eso sucedió pocos meses después), pero sí le detuvieron y le metieron unas horas en el calabozo por la pelea en el hotel. Escocido por las palabras de su esposa, y envalentonado por aquella canción de Bob Dylan (y que ya había incluido en su repertorio en directo), Sam escribió "A Change is gonna come", su último y gran himno. Alabado sea Sam, alabado sea el Señor, alabado sea Bob Dylan.

Seguramente Bob Dylan es, con permiso de los Beatles, el artista más versionado de la historia. Pero, así como los Beatles encontraron pronto el cariño de Motowns y compañía, pocos han sido los artistas negros que han echado mano del inabarcable repertorio dylanesco. Pero los habido, aunque algunos (sobre todo, a principios de la década de los sesenta), vieran en aquellas canciones una puerta abierta a la denuncia social (como hizo Sam Cooke) por encima de cualquier consideración estilística y musical. Estamos hablando de artistas como aquella inconmensurable Odetta, "la voz de los derechos civiles" que le llamaban, que había coincidido con Bob en el hervidero folkie del Greenwich neoyorkino y que fue de las primeras en dedicarle un disco enterito al cantautor de Minnesota. También los Staples Singers abrazaron el dylanismo desde primera hora. Siguiendo los consejos de su íntimo Martin Luther King, Pops Staples y sus tres vástagos se esforzaron en otorgarle al movimiento que lideraba el Doctor un repertorio musical popular, sencillo, pero lleno de intenciones. Y, sobre ser blanco, en el repertorio de Bob Dylan no faltaban temas que reunieran estos tres ingredientes perfectos para la lucha negra. "Ellos eran el tipo de artista que yo quería que grabara mis canciones, llegado el caso", aseguró Bob en su enmarcable discurso cuando le rindieron homenaje hace unas semanas en el Musicares 2015.

Pero además de la música, entre Bob y una de las miembros de los Staples, la gran Mavis, hubo algo más, un algo más que duró unos cuantos años y que a punto estuvo en acabar en boda. De hecho, Bob, que cuando quería era un señor de los de antes, le pidió a Pops la mano de su hija Mavis, aunque ella misma se encargó de rechazar la propuesta. Según reconocería Mavis muchos años después, no se atrevió a subir al altar con un blanquito como Bob porque tenía la intuición de que a su idolatrado Martin Luther King no le haría mucha gracia esta boda interracial. "Él fue mi primer amor, y ha sido el único que he perdido", dijo la cantante.

Nina Simone fue otra negra que se rindió (musicalmente) ante el talento Dylan casi desde primera hora, añadiéndole un plus de dramatismo a la muchas veces distante interpretación que hacía Bob de sus propias canciones. "Solía cruzarme con ella en New York City, en el club nocturno Village Gate - recordaba el cantautor -. Ella era de los artistas a los que yo prestaba atención. Grabó algunas de mis canciones que aprendió directamente de mí, sentados en el camerino. Era una artista total, como pianista y cantante. Una mujer muy fuerte, muy franca y pura dinamita sobre el escenario. Que ella estuviera grabando mis canciones daba sentido a lo que yo estaba haciendo por aquel entonces. Nina era el tipo de artista que yo admiraba y amaba".

También en su discurso del Musicares 2015, Bob Dylan recordó con cariño a otro negro legendario: Jimi Hendrix. "Vi a Jimi Hendrix actuar en una banda llamada Jimmy James and The Blue Flames, o algo así. Y Jimi ni siquiera cantaba, tan sólo era el guitarrista. Luego, cuando ya era famoso, cogió unas cuantas canciones mías a las que nadie había prestado atención alguna y las catapultó hasta más allá de los límites de la estratosfera convirtiéndolas en clásicos. También tengo que darle las gracias a Jimi. Ojalá estuviera aquí". Una de esas canciones a las que se refirió Bob fue el "All along the watchtower", quizá uno de esos casos en los que la copia supera al original (el propio autor lo reconocía) y que este domingo escucharemos en La Vía Láctea, pero no versioneada por Hendrix (somos así de hipsters) pero sí por un soulman eléctrico y de campanillas como fue Bobby Womack.

Porque sí, queridas criaturas, este domingo tocan dylanismos negroides en La Vía Láctea. Además de los susodichos, escucharemos a ídolos de nuestro programa y de cualquier persona con un mínimo de respeto a la evolución como pueden ser Stevie Wonder, Etta James, Major Harris, Con_Funk-Shun, The Persuasions, Solomon Burke o The Brothers and Sisters. Estos últimos fueron un experimento de un productor pop (Lou Adler) empeñado en meter una iglesia entera dentro de un estudio de música para grabar canciones de Bob Dylan. El resultado del tal experimento es una de las cosas más estremecedoras que le ha pasado a la historia de la música. Pasarsus el domingo a la medianoche por la 97.7 y comprobadlo. Es gratis y el Señor (o Dylan, que viene a ser más o menos) estarán eternamente con vosotros.