Mestalla tomó la palabra por primera vez desde la destitución de Marcelino García Toral y la inminente salida de Mateu Alemany. El estadio, con muchos años de fútbol a sus espaldas, explotó y dictó sentencia demostrando una vez más estar a la altura de las circunstancias. El comportamiento de la afición una vez más fue sabio. Abroncaron al propietario a grito de «¡Peter, vete ya!» y mostraron su apoyo a los jugadores antes, durante y después del partido. Una lección más de una afición descontenta con la gestión de la crisis de Meriton que se escenificó en cánticos de protesta, pancartas, silbidos y una pañolada final con las gorras blancas que había repartido LaLiga por todo el campo para sofocar el calor -32 grados a las cuatro de la tarde- con los que nunca se debió jugar.

Las protestas comenzaron muy pronto en las inmediaciones del estadio. Alrededor de doscientos aficionados, la mayoría de la Curva Nord, se concentraron desde las 14:15 en la Avenida de Suecia para protestar por la gestión de Meriton al frente del Valencia. Los valencianistas se reunieron delante de la puerta cero de Mestalla para protestar con cánticos y pancartas en contra de Peter Lim y Anil Murthy. El propietario y el presidente fueron el centro de las críticas bajo una gran pancarta que pedía en inglés la salida del máximo accionista «Lim go home» y cánticos dirigidos a ellos: "¡Peter vete vaya!" y "¡Anil, canalla, fuera de Mestalla!". Además se pudieron ver dentro y fuera del campo otras pancartas con mensajes en la misma línea: «Valencia sí, Lim no» y «Peter Lim, vende y vete». La concentración duró media hora. Hasta las 14:45.

La protestas de un sector de la afición en la Avenida de Suecia se trasladaron dentro del estadio. Esta vez, de forma masiva. La seguridad del estadio retiró todas las pancartas críticas con Meriton incluida otras con la leyenda «Lim, fuori» y «Lim, go home» y expulsó a varios aficionados que se marcharon ovacionados por el resto del graderío. Los jugadores, por contra, saltaron al campo en medio de una ovación y uno a uno fueron recibiendo el apoyo de la grada a medida que sus nombres sonaban por megafonía. Fue después del respetuoso minuto de silencio en memoria de las personas fallecidas por las inundaciones cuando Mestalla puso su foco en el palco con un cántico - «¡Peter vete, ya»- que comenzó en la Curva Nord y que se extendió por buena parte del estadio. De la misma forma sonó el «¡Anil, canalla, fuera de Mestalla!» aunque el canto, más ofensivo, contra el presidente no fue secundado por tanta gente. Los cánticos se repitieron durante las paradas de hidratación y, con mucha menos fuerza, durante el partido. La grada entendió que con el balón en juego los jugadores eran lo importante.

El partido del equipo fue malo, muchos jugadores no estuvieron afortunados, sin embargo, la afición fue comprensible con ellos y quiso apoyarlos hasta en los momentos más críticos del partido. La grada joven de animación quiso posicionarse al lado del exentrenador y coreó el nombre de Marcelino. Una idea que encontró respuesta en Rodrigo Moreno. El delantero lo entendió como una falta de respeto a Albert Celades y le hizo un gesto a la afición con el dedo: «No». La grada segundos después coreó el nombre de Celades y Mestalla aplaudió al unísono.

La explosión de la grada llegó con el pitido final de Estrada Fernández. Mestalla silbó, sacó los pañuelos y clamó contra el máximo accionista. El «¡Peter, vete ya!» sonaba más fuerte que nunca a pesar de los decibelios con los que sonaba el himno en la nueva y potente megafonía del estadio. Segundos después y en medio de la pañolada con las gorras de propaganda de Javier Tebas los jugadores saludaron desde el centro del campo y los silbidos se convirtieron rápidamente en aplausos. La bronca no iba para ellos, ni para Celades. Mestalla señaló a Lim.