"Antes de Fallas era mi cumpleaños y me dijeron "Entonces, ¿qué cumples?. diecisiete, ¿no?"". Ella les contestó "que no, que cumplía 15. Que realmente no tenía 16 años, sino catorce". No hizo nada ilegal, pero la mentirijilla en el boletín de inscripción sí que le evitó posibles prejuicios de cara al jurado.

Han pasado 24 años y Alicia Anchel Saz, ahora con 38 de edad y a punto de casarse, es la fallera mayor de Convento Jerusalén, a donde llegó hace ya varios años. Su mantenedora fue Marta Querol, aquella a la que tuvo como fallera mayor de Valencia el año que protagonizó el mayor caso de precocidad de la historia democrática de la corte. "La fallera mayor de la que era mi comisión, Pie de la Cruz, no se presentaba. En aquellos años existía la clasificación de Actividad Fallera y se recibía punto por presentar candidata. Así que me presentaron a mí. No contaba con tener ninguna posibilidad. Yo era una niña que iba a Trinitarias. Aunque con 14 años ya se puede aspirar al cargo porque se forma parte de la comisión mayor, en el boletín pusieron los 16 años de edad "y podían haber puesto más años porque, arreglada, los aparentaba". Fue elegida, estableciendo una marca no superada desde entonces. Sólo se le acercó en 1991 Estefanía Castañeda, con 15 años. La corte discurre ahora por otros derroteros, con falleras de cada vez mayor edad. Actualmente apenas salen elegidas menores de veinte años.

Alicia pasó de "las trenzas y el uniforme de Trinitarias -colegio que en aquellos años fue un auténtico vivero de falleras mayores y cortesanas- a conocer un mundo totalmente nuevo. Aprendí muchas cosas, pero también a fumar y a conocer cosas que no conocía para nada. Eso, pese a que me llevaban muy protegida". No fue un año fácil en la relación entre falleras "pero me enteré de menos de lo que cualquier otra. En muchas cosas parecía una joven, pero en otras seguía siendo una niña". Fue el año de los tres viajes -dos a Italia y otro a la Costa Azul- y Alicia rebañó sus últimos día de reinado con una peritonitis. "Aprendí mucho y no me arrepiento de haber pertenecido tan joven."

Aunque conserva los ojos que volvían loco al más pintado, ya no podrá presentarse a la corte, salvo para hacer bulto en la preselección. El lunes presidió la "cena del día 12", a la que acudió Sandra Muñoz, quien apenas tenía tres años cuando ella iba con Olegario, Josechu y compañía. Eran otros tiempos.