La compensación de la huella de carbono generada por una pequeña falla de las centenares que se instalan en Valencia obligaría a plantar cada año 1.846 chopos ó 924 pinos, según un estudio realizado en la falla Plaza de Honduras.
El estudio piloto, promovido por Leguagroup como parte de su programa de Responsabilidad Social Corporativa «Fuego Solidario», ha sido desarrollado en sus aspectos técnicos por Consultoría 3.0 Ingeniería Humanista. Los técnicos de esta empresa han diseccionado el día a día de esta innovadora comisión fallera „?ha sido también la primera en utilizar técnicas de micromecenazgo para sufragar su falla infantil„ para calcular su huella de carbono y diseñar los mecanismos de compensación.
José Vicente Legua, promotor de la iniciativa, recuerda que las fallas son «nuestro escaparate más internacional» y añade que pese a tratarse de un sector muy tradicional y reacio a los cambios «no puede permanecer ausente de una corriente mundial que nos obliga a adoptar medidas de mitigación».
«Hay que hacer los deberes antes o alguien nos obligará a hacerlos. No queremos que la necesidad de compensar la huella de carbono se vea como una amenaza, sino como un oportunidad», manifestó José Vicente Legua.
La prueba piloto consiste en realizar una estimación de las toneladas de CO2 equivalentes que emitiría una falla durante las fechas clave de las fiestas (del 15 al 19 de marzo) teniendo en cuenta actividades propias de estos días como el disparo de una «mascletà», varias «despertaes», la «cremà» de las fallas infantil y mayor, los consumos del casal fallero y las actividades realizadas en su interior.
El trabajo incluyó la toma de datos en el taller del artista fallero José Luis Platero, autor de los monumentos de la Plaza Honduras (en la imagen el que describe la situación actual como una «mierda pinchada en un palo»), para comprobar la composición y el peso de los materiales empleados en la construcción de la falla.
También hubo una visita a la pirotecnia Ricardo Caballer para evaluar las emisiones de GEI de una «mascletà» y los expertos indagaron sobre el casal fallero y las actividades desarrolladas en su interior.
El resultado final del modelo avanza unas emisiones de 2,3183 toneladas equivalentes de CO2.
José Legua propone una plantación de árboles que compensen el carbono emitido aunque advierte que los objetivos «deben centrarse en la disminución de las emisiones más que en la actividad de plantación ya que se corre el riesgo de no perseguir el objetivo real que es ir hacia una sociedad más baja en carbono».
En este ejercicio fallero en la citada comisión la emisión de CO2 será compensada con una plantación de 1.864 chopos blancos, un árbol capaz de absorber 1,251 kg/CO2 en un año.
