«¿Crisis? Pues claro, pero las Fallas son las Fallas, y si hay que hacer una excepción se hace». Es Amparo, de 57 años y vecina de Sant Marcel·lí la que habla, pero representa a buena parte de los valencianos que ayer recorrieron el centro de la ciudad, convertido en punto de peregrinación fallera. Pese a que la crisis aprieta, digan lo que digan los indicadores macroeconómicos, los valencianos deciden aflojarse el cinturón para celebrar las fiestas josefinas. Junto a ellos, cientos de miles de turistas abarrotaron ayer la ciudad, con una población, este fin de semana, superior al millón de personas.

Las aglomeraciones ya se notaban ayer por el centro de la ciudad, en claro contraste con lo que ocurría en los barrios periféricos. Pero el entorno de la plaza del Ayuntamiento y de la plaza de la Reina era un hervidero de cientos de miles de personas que paseaban sin prisa entre la multitud. Uno de los puntos más visitados fue la plaza de la Virgen, donde los turistas contemplaban sorprendidos la plataforma coronada por la Mare de Déu del Desemparats que a partir de mañana comenzará a llenarse con cientos de miles de flores en la tradicional Ofrenda. «¿Esto también lo queman?», preguntaba sorprendido un turista. Otro, Edward, que proviene de Estados Unidos y ha aprovechado para visitar Valencia tras un congreso en Madrid, fotografiaba cada rincón de la plaza de la Virgen. «Es todo muy medieval», explicaba a este diario mientras capturaba la basílica, la catedral y el cadafal de la Virgen.

Una incesante corriente de personas fluía entre Russafa y el centro, sin olvidar la Estación del Norte que recibió miles de viajeros. En la ruta fallera que se forma todos los años, otro de los puntos más visitados es el entorno de la falla del Pilar, que ejercicio tras ejercicio atrae a su alrededor un animado mercadillo que se coloca en la calle del Hospital. «He aprovechado para venir hoy por ayer porque pensaba que mañana por hoy habría más gente... pero parece que nos hemos equivocado», comentaba entre risas Álvaro, de 45 años y vecino de Madrid, que realizó una visita exprés a Valencia en AVE, en la plaza del Pilar, observando el monumento de Pere Baenas para la histórica comisión. «Es una auténtica barbaridad», aseguró.

Lleno en bares y restaurantes

En medio de la multitud, quienes hicieron su agosto fueron los bares y restaurantes más cercanos a la plaza del Ayuntamiento. Los situados en la llamada «milla de oro», el tramo de la calle San Vicente situado entre las plazas del Ayuntamiento y de la Reina, estuvieron llenos prácticamente todo el día, sobre todo, como es natural, en las horas centrales del día. Hubo, por cierto, muchos vecinos de Valencia que aprovecharon la «mascletà» a las 14 horas para visitar las comisiones más céntricas. «Nosotros nos vamos ahora a Convento Jerusalén y a las de Russafa, aprovechando que todo el mundo está en el ayuntamiento», comentó Carlos, vecino del barrio de Beteró de 68 años que salió a pasear por la Valencia más fallera acompañado de su mujer y su nieta. También él, pensionista, decidió gastarse un poco más en fiestas y aseguró que invitaría a su nieta a un helado.

Sin embargo, las multitudes de ayer se quedarán en nada, según las previsiones, hoy, cuando se espera que se supere, con mucho, el millón de visitantes. Será el último gran día turístico de las Fallas, al menos según la previsión de los hosteleros y hoteleros, que temen que la semana laborable haga que muchos turistas vuelvan a sus lugares de origen. Hasta entonces, cientos de miles de personas apuran los primeros días de las Fallas 2014.