Cuando el reloj marca las 13.59 Juan Picazo, más conocido como el «Algarrobo» se pone el casco verde y da el aviso para que pueda empezar la mascletá. Desde hace doce años no se ha perdido ningún disparo y es el encargado de coordinar las infraestructuras del Ayuntamiento de Valencia. Trabaja en la empresa Secopsa y actualmente se encarga de las infraestructuras del Ayuntamiento durante los actos festivos. En estos días su deber es estar pendiente de todo lo que acontece en cada rincón de la ciudad y además se encarga de otras fiestas como como el Corpus y el 9 d´octubre.

¿A qué hora ha empezado su turno de trabajo?

En fallas estoy disponible las veinticuatro horas. No tengo horarios, a cualquier hora me llaman para cortar una calle y poner vallas de seguridad. En las mascletás estoy en la plaza a partir de las siete de la mañana, y me encargo de cambiar los carteles de las pirotecnias que van a disparar ese día y de coordinar con el intendente todos los dispositivos de seguridad. Poque antes de que llegue nadie, tengo que montar el perímetro de seguridad y avisar a los compañeros que tiene que venir ese día. Luego ya viene protección civil, bomberos, policia local y la Cruz Roja.

¿A qué hora llegan los más madrugadores para ver la mascletá?

En los días fuertes de fallas la gente empieza a llegar a las diez y media de la mañana para coger primera fila. En el momento vemos que hay revuelo de gente colocamos las vallas.

¿Cúal es el ritual previo que sigue antes de comenzar?

A partir de las 13.45 estoy pendiente del reloj porque el primer disparo de aviso lo ordeno cuando faltan diez minutos y el segundo a los cinco. Lo tengo calculado el tiempo en mi reloj. Cuando pasan veinte segundos de las dos de mi reloj, es la hora de ponerme el casco y que las falleras mayores den la orden al pirotécnico.

¿De dónde sale el nombre de «Algarrobo»?

Antes de trabajar para el Ayuntamiento estuve en una empresa de mudanzas. En uno de ellas levanté mucho peso y me dijeron que era el Algarrobo de la serie «Curro Jiménez» que interpretaba Álvaro de Luna. Y ya me quedé con ese mote.

Es curioso que en la zona de fuegos sólo sea usted el que lleve el casco de color verde.

El casco verde sólo lo llevo yo. Una vez vi que lo llevaban dos personas y les dije que se lo tenían que quitar. Es una forma de diferenciarme. Y también porque las falleras mayores y la alcaldesa están pendiente de cuando lo hago.

Una vez termina el disparo el público se vuelca con los pirotécnicos. ¿Cómo hace para llegar hasta ellos y acompañarlos al balcón?

Cuando son días de fallas la plaza está abarrotada de gente y me cuesta más llegar a ellos. Pero siempre intento adelantarme para acompañarlos hasta la puerta del Ayuntamiento y subirlos.

¿Qué pasa por su cabeza cuando comienzan los silbidos reclamando el inicio?

No hago caso de nadie, miro mi reloj. Lo demás me da igual. Mi hora es la buena y sólo la mía.

El año pasado se coló una persona del público en el balcón... ¿Fue un error suyo?

Si y no, porque había mucha gente y menos control y es fácil que pasen esas cosas. Pero este año es diferente porque hay más control de seguridad. Cuando los acompaño a la puerta el policia me pregunta por los pirotécnicos que van a subir conmigo.

¿Alguna anécdota curiosa que le haya pasado?

El año pasado del cansancio en uno de los castillos me quedé apoyado en la furgoneta y me dormí, y no me desperté hasta que acabo.

Usted sustituyó en la autorización a Vicente Gimeno, toda una institución en el ayuntamiento. ¿Piensa en ya en cuando retirarse?

Seguramente en cinco años me prejubilaré y le cederé el puesto a mi hijo. Lo tengo trabajando conmigo y casualmente nos llamamos igual, tenemos los mismos apellidos.

¿Cambiaría algo en cuanto a organización?

No. Las medidas de seguridad ahora mismo son muy exigentes. Nada tiene que ver con lo de antes. Todo ha cambiado mucho.