El ambiente primaveral y la invasión de turistas que visitan Valencia en Fallas ha propiciado, junto a la crisis, que multitud de vendedores ambulantes y artistas tomen las calles de la ciudad en los momentos de mayor aglomeración de público para "vender" su negocio o saber hacer.

Especialmente durante las multitudinarias mascletaes diarias y los dos días de Ofrenda floral a la Virgen, el centro de la ciudad se convierte en un hervidero de gente y ese momento lo aprovechan artistas y vendedores para colocar sus productos y mostrar su talento a cambio de unas monedas.

Magos, hombres orquesta, mimos y hasta bandas de música sacan sus espectáculos a la calle, mientras algunos prefieren disfrazarse de personajes infantiles para captar la atención de los menores y venderles sus productos o dejar que se retraten con ellos.

Pero la gran mayoría se dedica a vender gorros, gafas con molduras de fantasía y diversidad de colores, pañuelos falleros, pistolas de burbujas de jabón, globos y botes de bebida para combatir el calor.

Sebastián vive en Madrid pero es argentino y es el segundo año que hace magia en las calle de Valencia en Fallas. Aunque confiesa que con los gastos diarios de mantenimiento y lo que "invierte en la fiesta" le queda poco margen de ganancia, asegura que repetirá.

Pañuelos con motivos falleros a un euro es lo que vende un senegalés de 38 años, residente en Galicia y que se hace llamar José porque su nombre "es difícil" y que lleva siete años viajando a Valencia en Fallas para tratar de ganar dinero.

Sin embargo, admite que la "gran competencia" existente, el escaso margen de apenas 0,35 céntimos por producto y la crisis han hecho que este año "sea el peor de todos" en ventas.

Antonio es de una familia de Toledo que lleva muchos años viniendo a Valencia a vender globos durante Fallas y, aunque es su primera experiencia, asegura que dependiendo de si el día es o no festivo "sí se saca dinero".

Por los alrededores de la plaza de Toros se sitúa Miguel, un gaditano de Chipiona que se "ha tirado al ruedo de la calle" este año en Valencia desde su habitual puesto en el coso taurino valencianos para vender llaveros con forma de capote: "La cosa está muy mal y hay que buscarse la vida", confiesa.

Tampoco faltan durante los días grandes las bandas nacionales y suramericanas que traen su música a la calle y venden sus discos compactos ni los que, a pesar del calor, visten con pesados disfraces de personajes como Bart Simpson, Super Mario, Winnie the Pooh, el pato Donald o Micky Mouse.

El ratón de Disney es peruano y viste su disfraz como reclamo para que los niños se acerquen y poder venderles sus globos, y asegura que esto le da "para vivir y dormir".

Un compatriota suyo, José, se dedica a vender botes de cerveza y refrescos frescos; lamenta "que hay mucha competencia" y que ha tenido que salir a vender a la calle a causa de la crisis "porque no hay faena".

El negocio en Fallas se completa con los puestos ambulantes que invaden la ciudad, ya que a los habituales de chocolate con buñuelos y churros, que invitan a un tentempié en todo momento, se unen los improvisados bares callejeros, donde a cualquier hora del día te preparan un bocadillo de tortilla de patatas o embutido.

También hay carritos que venden la autóctona horchata de chufas y en el entorno de las fallas más emblemáticas, proliferan los puestos de artesanía, donde junto a productos de madera, joyería o textil, no falta el guiño fallero con camisetas, pulseras, diademas y pañuelos.

Podrán ganar dinero o no pero vendedores ambulantes y artistas callejeros huelen el negocio con la llegada de las Fallas, que estos días de marzo que preceden a la primavera, reciben la visita de un millón de personas.