Pasto del fuego, la vareta que constituía la imponente estructura del gran Moisés, se esfumó anoche en un abrir y cerrar de ojos. El monumento municipal, el indiscutible protagonista durante la semana fallera en la Plaza del Ayuntamiento, ardió al son del crepitar de las llamas. Fue el broche dorado a una fiesta que ayer volvió a congregar a miles de personas en la plaza. La mayoría de los que se acercaron a disfrutar de la «cremà» fueron valencianos. El 19 de marzo no es festivo en las regiones vecinas de la Comunitat Valenciana y eso se notó, sensiblemente, a lo largo del día.

Un par de horas antes y para abrir boca, la «falleta» oficial „«L´Ajuntament infantil»„ pasó a mejor vida. Claudia Villodre, acompañada por su inseparable corte de honor, ayudó a encender la mecha. Los trabajados «ninots», los mismos que en las últimas jornadas han centrado miles de miradas y de fotografías, se vieron atrapados por el calor del fuego. La atenta mirada de las pequeñas falleras, en cuyos rostros se adivinó alguna lágrima, les acompañaron hasta el final.

Sin embargo, ésta no fue la primera falla en quemarse en la ciudad. La mayoría de los monumentos pequeños estaban citados a las 22.00 horas con su inevitable destino, pero la falla grande de Serranos-Plaza dels Furs también prendió a esa hora, logrando el título que la corona como la más precoz. Media hora después, a las 22.30 horas, se quemó la falla infantil de Duque de Gaeta-Puebla de Farnals „«Degustació d'Arrossos»„. Lo hizo en solitario, como privilegio por ser la mejor falla de la Sección Especial.

Lo mismo ocurrió con «Escándalo», la falla de la Plaza del Pilar. A las 00.30 horas, el mejor monumento del año, según la Junta Central Fallera, fue consumido por las llamas y el humo, vigilado siempre por los bomberos.

A la una de la madrugada, cuando las hogueras habían tomado ya las calles, la Pirotecnia Caballer disparó una «mascletà» nocturna en la Plaza del Ayuntamiento. Los truenos, los «masclets» y las carcasas de colores retumbaron por última vez frente al consistorio antes de desvelar la gran innovación de la «cremà». Un juego de luces y bengalas simuló un incendio en el interior del Moisés. Una simple ilusión óptica que sirvió para comprobar las transparencias de la vareta del «Decàleg del Valencià». A continuación, el fuego hizo su labor sin contemplaciones.

Los últimos coletazos de la fiesta fallera se vivieron con emoción desde la plaza. Los vidriosos ojos de Carmen Sancho, rodeada de sus cortesanas y de las autoridades „el presidente de la Generalitat Alberto Fabra, la alcaldesa Rita Barberá y el ministro Margallo„, observaban como las Fallas de 2014 pasaban su última página mientras el colosal cuerpo del Moisés de Manolo García se desmoronaba. La primavera se llevará sus cenizas.