Una vez terminadas las Fallas, la ciudad recupera el pulso en apenas unas horas, un breve período de tiempo que como máximo se alarga un día. Hoy todo debe funcionar con normalidad, estar libres las 400 calles cortadas y con todos los servicios operativos.

Por ejemplo, las 241 carpas repartidas por toda la ciudad deben estar desmontadas antes de las 7 de la mañana de hoy, un trabajo complejo para determinadas empresas que montan hasta una decena de estas barracas. Sólo así es posible normalizar también el servicio de autobuses de la EMT o el de recogida de basuras para que la ciudad se normalice.

También hoy deben haber desaparecido las 167 churrerías autorizadas en toda la ciudad su contrato expira el día 20 o los 305 urinarios portátiles que la Concejalía de Sanidad había colocado en el centro histórico.

Para las luces de Russafa, sin embargo, el plazo es algo más largo por la complejidad de los montajes, aunque las calles deben estar libres lo antes posible. Es posiblemente el barrio donde las secuelas falleras duran más tiempo.

Ayer ya se recuperaron algunos de los servicios perdidos. Un ejemplo es el de la ORA (Zona Azul), que se vio suspendida durante todas las fiestas y que volvió a funcionar a las cuatro de la tarde de ayer.

Y también ayer recuperaron su actividad varias estaciones de Valenbisi que habían sido desmontadas para facilitar la instalación de monumentos o el montaje de actos oficiales. Las de la plaza del Ayuntamiento, por las «mascletades», fueron las más afectadas en este sentido.