Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Fallas con instinto de supervivencia

Seis comisiones han desaparecido durante el siglo XXI, pero bastantes se mantienen con mucha precariedad

Fallas con instinto de supervivencia

No es normal que se disuelva una comisión de falla. Pero que tres hayan desparecido en los últimos tres ejercicios y que no pocas estén salvando casi milagrosamente los ejercicios es indicativo de que algo está pasando y ha hecho saltar las alarmas. Hacía mucho tiempo que no caían con tanta facilidad. Y una disolución ahora puede ser mucho más complicada, porque no son pocas las que están ahora comprometidas por préstamos para la adquisición de los casales.

Las comisiones son superivientes natas. Descartada casi por sistema la posibilidad de fusionarse no pocas barajan esa posibilidad, pero nunca fructifica, el censo fallero contempla cifras alarmantes. Seis han desaparecido en lo que se lleva de siglo.

Lo sucedido a Juan de Garay-Doctor Marañón (su desaparición efectiva) y a Pintor Domingo (deciden su futuro el próximo mes) ha despertado a otras. Por ejemplo, a Pérez Galdós-Jesús-Maestro Sosa, donde no dudaban en considerar lo sucedido como un aviso para navegantes. Saben que su comisión necesita falleros y se están moviendo para sobrevivir y reconocían en su red social que lo publicado en Levante-EMV era «un ejemplo al que mirarnos». El año pasado eran, oficialmente, 40 adultos.

Tampoco lo tenían nada bien en Portal de Valldigna-Salinas, cuya falla del año pasado era un canto a la resistencia. Eran 38 adultos. Este año van a repetir con las dos presidentas (Rosa María Arranz y Encarna Albi). La primera es la que aparece oficialmente este año como responsable de la comisión. «Haber pasado de 38 a 42 falleros, como nos ha paado, ya es dar un salto. Y en infantiles pasamos de 5 a 7 por el recién nacido y el que tiene que venir en noviembre». Su postura es la de «capear el temporal y a ver si siguen viniendo más, aunque sea de cinco en cinco». No hace tantos años era una comisión con un cierto peso específico, premios literarios y visibilidad. «Hemos pasado momentos de mucha desmoralización, pero ahora vemos el futuro con más ilusión». Fallas como Sirena-Delfines, Els Somnis, La Parreta, Barraca-Columbretes, Padre Luis Navarro o Antigua Senda de Senent, entre otras, también tenían una cantidad de adultos muy limitada. Se antoja que es difícil sobrevivir si no hay, por lo menos, entre 60 y 70 adultos.

Otra que se ha salvado, aparentemente, es Explorador Andrés-Jalance, cuya «apuntà» era un «todo o nada» y, de momento, han presentado boceto a la Junta Central Fallera.

Y Murillo-Palomar, que estuvo a punto de cerrar, este año tiene incluso los tres cargos honoríficos (presidente infantil y falleras mayores) nombrados.

El secretario general de la Junta Central Fallera, José Luis Vaello, asegura que «en estos momentos no hay ningún otro expediente de disolución de la falla. Aunque el de Juan de Garay vino sobre hechos consumados: llegaron aquí ya con los estandartes para dejarlos en depósito». En los días previos también han ido repartiendo a las que fueron falleras mayores las fotos que dejaron en el casal.

Ciutat Vella sobrevive

Si repasamos las últimas desapariciones nos encontramos con la sorpresa de la, aparentemente, zona con más problemas (Ciutat Vella) mantiene sus efectivos a pesar de la precariedad. La última que cayó fue la de Poeta Querol-Salvá, una zona no deprimida, pero poco residencial, y que cerró en 1981. En 1999 se produjo la desaparición de dos comisiones (Linterna-En Gil y Na Robella-Ángeles Maldonado) para constituir Linterna-Na Robella. Teóriamente, fue una fusión, pero en la práctica, la primera, con buena salud, absorvió a la segunda, en franca decadencia, con lo que aquella logró salir a la avenida del Oeste, siendo actualmente una falla de extraordinaria fortaleza.

Las últimas desapariciones han sido motivadas por la falta de falleros y ha afectado a comisiones tradicionales salvo el caso de José María Giménez Fayos, que no logró consolidar su proyecto de reciente creación. Entre las que habían desaparecido anteriormente había proyectos muy singulares y más frágiles: la falla de la asociacion Minusval en el Barrio Cocoteros, la formada por un grupo de familias en medio de la Albufera (El Campot), o por universitarios (Blasco Ibáñez-Universitaria).

Compartir el artículo

stats