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El debate interminable

Innovación o exceso de audacia

La confección de dos inusuales trajes de valenciana para las falleras mayores de Algemesí provoca un encendido debate sobre los límites de la indumentaria

­La indumentaria valenciana vive en constante evolución. En ocasiones, sin embargo, se suscita si una aportación nueva es una innovación de primer orden o una audacia excesiva. Lo cierto es que esas novedades pueden llegar a ser carne de debate, en no pocas ocasiones excesivamente encendido.

Eso es lo que ha sucedido con las falleras mayores de Algemesí, Tania Gascón y Paula Clari, que celebraron su presentación luciendo unos modelos, cuanto menos, inusuales: unas manteletas bordadas con dos colores fueron colocadas sobre un damasco de color hueso y unos lazos muy grandes para lo que se estila. El resultado: un efecto visual que ha suscitado las más aceradas críticas y unas defensas no menos encendidas.

El debate se extendió como la pólvora y obligó incluso a la propia Junta Local Fallera de la villa a posicionarse en defensa de que, independientemente de gustos, los trajes que las falleras mayores de la ciudad lucieron el pasado sábado en su presentación son «correctos» en base a los cánones que rigen en materia de indumentaria valenciana.

El daño colateral ha sido la critica, en momentos despiadada, sobre las dos protagonistas: las falleras mayores, que han pasado, según su propia versión, un particular calvario al verse superadas no tanto por el debate como por el contenido de las críticas.

Unas críticas que surgieron a raíz de que los trajes salieran a la luz a través de un inocente reportaje en la página web de la Junta Central Fallera, que narraba la presencia de la fallera mayor de Valencia, Estefanía López, en la presentación de ambas. Fue exhibirse a través de los ordenadores las imágenes y suscitarse el debate: una atrevimiento plausible o un atrevimiento que rebasa la línea roja de lo aceptable.

Ayer, las falleras mayores de Algemesí no querían alimentar el debate generado por los trajes, pero no dejaban de reconocer que estaban especialmente dolidas por muchos comentarios irrespetuosos que han tenido que escuchar o leer en las redes sociales. «Si me pongo el traje es porque, a mi, me gusta», se limitó a comentar ayer Tania Gascón, la fallera mayor, mientras que la madre de la reina infantil señalaba que los trajes se han hecho «con toda la ilusión y cariño porque nos gustan y estamos orgullosas de ellos».

«Guiño a la modernidad»

Ambas quieren cerrar cuanto antes la polémica y remiten al comunicado emitido por la Junta Local Fallera, que los calficaban, en todo caso, «un guiño a la modernidad». La JLF consideraba intolerables los «insultos y descalificaciones» hacia la propia entidad y hacia las falleras mayores, por lo que reclamó que los comentarios o valoraciones se realicen «desde el respeto a la institución y a las máximas representantes de las fallas de Algemesí».

La clave del diseño es la superposición de sus dos elementos principales. Unas manteletas coloreadas sobre un fondo blanco, que deja la pareidolia de ser casi unos trajes a lunares, unido a unos lazos que recuerdan a la moda de los años sesenta.

Las manteletas no son de cualquier empresa: Vicente Lluch es un artesano con cuarenta años de experiencia y que sirve a todo tipo de clientes y con todo tipo de gamas. Se le nota indignado «porque cada clienta hace con su dinero lo que quiere. Se lo han pagado ellas y ellas han decidido. Nadie tiene por qué descalificar algo que es una decisión propia».

La ejecución fue llevada a cabo por una modista „de la que las protagonistas no han querido dar el nombre„, que es la que las juntó con la tela clara. Queda para la duda si haberlo incorporado a una seda o un damasco con más matices de colores habría quedado menos estridente, algo que se acentuaría por llevar ambas unos lazos mucho más grande de los que se ven habitualmente. «A mí me parece, simplemente, innovador a manta» aseguró el autor de la manteleta, a lo que añadió que «no nos olvidemos que la indumentaria que se hace ahora tiene poco o nada que ver con la de hace quince años».

En el debate intervino incluso el vicepresidente de la Junta Central Fallera, Jorge Guarro, quien criticó abiertamente el diseño a través de una red social, pero después retiró el comentario.

Críticas en desfiles

Uno de los habituales «gurús» sobre indumentaria valenciana, Kepa Llona, aseguró en el programa «Tot es Festa» de LevanteTV «objetivamente, yo miro el traje y no me gusta. Pero si fueramos escrupulosos podríamos decir que el 99 por ciento de los falleros y falleras no visten correctamente del todo». El hecho de que las propietarias de los trajes sean las reinas de una población es lo que ha amplificado un debate que ya se ha producido recientemente en algunos desfiles de indumentaria, donde algunos de los modelos han sido considerados directamente como «aberraciones».

La presidenta de la JLF, Amparo Lluch, expresó en declaraciones a Levante-EMV «todo su apoyo» a las falleras mayores ante la expectación generada por esta indumentaria antes de emitir un comunicado en el que el ente coordinador de las fallas defiende que, tras consultar a varios profesionales que evita citar, el traje de las falleras mayores no incumplía ninguna norma.

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