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Exaltación

María suelta los frenos de la fiesta

La exaltación de la fallera mayor infantil deja vía libre a un programa de actos que ya se desboca hasta el 19 de marzo

Más que nunca, la exaltación de las falleras mayores de Valencia anuncian el inicio en serio de las fiestas falleras de 2015. Es una fiesta que tiene innumerables «inicios»: el 20 de marzo; cuando se elige a la corte de honor, cuando se elige a la fallera mayor, con estas exaltaciones, y todavía quedan como fechas «inagurales» la apertura de la Exposición del Ninot, la primera mascletà, la aparición del primer trozo de falla en una demarcación y la plantà. Vamos, que la fiesta se pasa todo el año iniciándose. Pero es verdad que, en esta ocasión, es el empujón para que caiga ya desbocada y sin freno. Porque, mientras se celebraban las fiestas del Palau, los artistas terminaban de barnizar las piezas que, desde el miércoles y con más o menos tino, presentarán a la Exposición. Hoy empiezan los impagables intercambios de fotos entre falleras, la imposición de recompensas, el miércoles se conocerá el calendario pirotécnico... es el principio del fin, recibido por la sociedad fallera con alborozo y ansiedad.

Pero antes de que llegara eso, había que exaltar a María Donderis. Y no es un acto fácil, aunque siempre sea un plato secundario en el protocolo. El auditorio es más exigente. Sobre todo, el del patio de butacas: una multitud de niños que, por si no tenían poco, ahora se ayudan de diabólicos dispositivos electrónicos para distraer su atención. Para eso salió en auxilio el musical La Bella y la Bestia. Aunque a algunos ya semiadolescentes les puede sonar a ñoño, o hacen como que les suena, es un espectáculo caballo ganador. Todos la han visto en alguna ocasión y aunque todos sepan cómo va a acabar, captó la atención del respetable. Era una jugada para no equivocarse y a ello contribuyó la brillante interpretación.

Salió la corte a su gran momento. María esperaba fuera. Rita Barberá, que llegó a tiempo, tras un acto político, bromeó con ella sobre si iba a resultar que no era ella a la que llamarían y le dio la charla táctica: «sal, saluda y cómete el mundo». Así lo hizo. Se le vitrificaron los ojos a la niña de rancio abolengo fallero en Quart Extramuros y dejó rodar las lágrimas.

Salvador Alborch ejerció el papel de mantenedor de fallera mayor como marcan los cánones. Quizá le sobraran los últimos minutos. Si no interactúas con los niños, hay que acortar porque entonces es cuando empiezan a pegarse con los programas de mano, a empujarse, a golpear los respaldos y a encender las pantallas de sus ingenios de Apple.

La JCF deplora la filtración

El espolín, cosido por la veterana Amparo Gómez, fue bautizado por Vives i Marí como color «Jumilla». Para entendernos, dentro de la gama de los granates, con reminiscencias de tinto suave. Lo esperado y lo conocido desde hacía unos días. Ahora queda la duda de si la Junta Central Fallera tendrá tiempo y ganas para actuar por la filtración de fotografías de ambos espolines. Fuentes consultadas en el organismo fallero aseguraban que no es demasiado complicado «tirar del hilo», y sin duda deploraban no ya que se hiciera la foto, sino que se extendiera en redes sociales y que, a su vez, los receptores la multiplicaran. Lo cierto es que ha habido una grave indiscreción en lo que es la cadena de custodia. Ya el año pasado se cacareó hasta la saciedad que Carmen Sancho iría vestida de negro en la Crida.

Aunque tampoco hubo fuegos artificiales, la fiesta tiene prisa por empezar en serio. Esto ya no hay quien lo pare.

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