El «caloret» de la alcaldesa Rita Barberá tiene un filón comercial que no ha pasado desapercibido. De hecho, mientras la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) ya cuenta con dos solicitudes para registrar la marca en servicios de «publicidad, gestión de negocios comerciales, administración comercial, trabajos de oficina, reclamos publicitarios y merchandising», productos de la más variado salen a la venta con dos protagonistas indiscutibles: la alcaldesa Rita Barberá y la palabra «caloret». A partir de ahí, las composiciones, la variedad de productos, los lemas elegidos y los formatos proliferan cada día que pasa.

Cuando se solicita el registro de una marca o patente, y la OEPM lo publica en el Boletín Oficial del Estafo (BOE), se abre un plazo de dos meses para que terceros puedan oponerse al mismo. Sin embargo, al alcaldesa no parece estar dispuesta a pelar por registrar una marca que puede hacer de oro al que se la apropie. Sobre todo si los productos «del caloret» se venden tan rápido como han surgido los productos, los diseños y las tiendas por internet que los ofrecen.

A la alcaldesa, sin embargo, no le importa, de momento, que otros se lucren a su costa. «No tengo ni idea de ese tema. Alguien me ha dicho que los derechos los tengo yo, pero ese es un tema que, de ocuparse alguien, será mi familia, pero ni tan siquiera hemos entrado a debatir el tema», aseguró ayer.

Y es que a Rita Barberá el ya archifamoso «caloret» le está de más. De hecho „aunque ayer defendió la palabra y aseguró que «caloret» es un término «que sí existe», que está en el diccionario «y en determinados textos legales» y que «a ver si alguien se ha pasado de listo»„ calificó la polémica suscitada tras su discurso de la «Crida» de «exagerada y desproporcionada». «Lo que es evidente es que en Fallas los valencianos le sacamos punta a todo. Somo así... socarrones», concluyó, dando por zanjado el asunto.