Lunes por la mañana. Plantar una falla es el resultado de conjugar varios verbos: terminar, empaquetar, trasladar, descargar, levantar y retocar. Y los artistas llevan ese proceso a diferentes velocidades. La semana final de trabajo arranca con una buena muestra de ello. Durante el fin de semana, comisiones como Convento Jerusalén, l'Antiga de Campanar, Nou Campanar o las dos de Literato Azorín han acaparado protagonismo. Sobre todo, la primera, donde ya se puede ver una figura digna de ser llamada como tal: un cuerpo entero perfectamente configurado en alto. Lo ha hecho Pedro Santaeulalia y su hermano Alejandro también ha hecho volar buena parte de sus elementos. Nou Campanar... lo esperado: ha bastado que vaya poniendo los primeros elementos para generar debate. Y lo que queda. Eso es bueno.

Lo demás son cuerpos centrales medio levantados (normalmente, material poco animado, ya que faltan las caras y las expresiones) o grandes bloques desparramados por el suelo. En todas hay cosas aunque en algunas como Mercado Central se ven de forma más diáfana.

Sin embargo, dos de ellas aún se lo toman con más calma. El lunes amanecía con las demarcaciones de Almirante Cadarso y la Plaza del Pilar vacías. Pero antes de las diez y media ya empezaban a llegar las primeras «góndolas» con elementos. Manuel Algarra, por ejemplo, es un clásico en estas lides. Es el que más tarde en llevar sus trozos de falla pero, por contra, tiene una proverbial capacidad de levantar en tiempo récord. De hecho, hoy lunes a mediodía es cuando está previsto que empiecen a llegar las primeras piezas. Unos metros más allá, su otra falla, Maestro Gozalbo, también está limpia de polvo y paja.

La del Pilar también era esta mañana una plaza totalmente diáfana hasta que llegaron los primeros elementos. Tampoco hay que alarmarse: no hay artista que maneje más cantidad de volúmenes que Pere Baenas, quien tiene esta falla y muchas más en toda la Comunitat Valenciana. Ahora sí que se puede decir que todas están en el terreno de juego.

Por debajo de la Especial continúa el proceso de descarga. Unas tardarán todavía en llegar. Otras aguardan ya, bien resguardadas a base de plásticos, su momento decisivo.